El arquitecto de la obra del tranvía, Iñaki Alday, puso en duda la peligrosidad de los bordillos que se han colocado en Isabel la Católica. Argumentó, en declaraciones a EL PERIÓDICO, a favor de este elemento al asegurar que "la ciudad está llena de aristas y ángulos de este tipo". A pesar de ello, se mostró dispuesto a que suavicen las aceras para evitar riesgos. "Quizás se le esté prestando más atención a este elemento porque es novedoso, al estar colocado de forma diferente a lo que acostumbra", dijo. "Pero tiene una importancia relativa. Las puntas no son más vivas que las de una papelera de las modernas", manifestó. Y relativizó la peligrosidad, al indicar que los bordillos están entre la calzada y el tranvía, por lo que es "improbable golpearse con ellos".

Una opinión, sin embargo, que no comparten ni Policía Local, ni conductores y ciudadanos, que mostraron su alarma ante las consecuencias que podría tener una caída sobre los bordillos o el contacto de las ruedas en los mismos. Por ello se optará por "suavizarlos". Y la mejor solución para eliminar las aristas de 90 grados de las nuevas aceras es lijarlas. Así lo cree Iñaki Alday. Una alternativa "sencilla", que no entrañará ni retrasos en los trabajos, ni sobrecostes en la factura final que se deberá pagar. "Solo se trata de suavizar un poco las esquinas". Una operación "sin complicaciones técnicas".

LOS BORDILLOS Los ángulos punzantes se comenzarán a limar la próxima semana en las zonas en las que ya están instalados y así se continuará haciendo a medida que avance la obra. La elección de piezas de granito para las aceras obedece a cuestiones técnicas. "Su durabilidad es buena y la relación calidad-precio, mejor", señaló. Ofrece un óptimo comportamiento ante las inclemencias meteorológicas, con una reducida absorción de agua.

El autor del proyecto del tranvía destacó también el ritmo al que están yendo las obras. "Se está haciendo en la mitad del tiempo que en otras ciudades. Lo que aquí costará un año, se ha ejecutado en dos o tres en diversas capitales", dijo. Algo que en su opinión va en beneficio de los propios vecinos, "que no padecen los inconvenientes de las obras durante periodos prolongados".

Aún así, los trabajos han generado quejas, tanto de los ciudadanos como de los comerciantes de la zona, que han visto reducido notablemente su nivel de negocio durante los últimos meses. "Es algo inevitable, pero obras ha habido en todos los puntos de Zaragoza. Y en este caso, se ha hecho con una celeridad muy destacable", subrayó este arquitecto, que también firmó la remodelación de otros puntos de la capital aragonesa, como el paseo de la Independencia.