El Tribunal de Justicia de la Unión Europea brindó ayer un arma más a los zaragozanos afectados por el ruido de los aviones. Una sentencia pionera permite que los Estados miembros y los ayuntamientos puedan imponer límites a las emisiones sonoras de los aparatos, aunque estos sean medidos a ras de suelo y no en la aeronave. Así, se da la razón a los vecinos en una de sus quejas principales, ya que siempre han alegado que el ruido que soportan en sus casas supera el nivel permitido, pero que estas mediciones no resultaban válidas.

La sentencia responde a la consulta de un tribunal belga, que debe fallar en un litigio entre la región de Bruselas y una compañía multada por superar el límite sonoro impuesto por las autoridades. El fallo sienta precedente y así otras ciudades que puedan tener el mismo problema, como Zaragoza, podrán sancionar a las empresas y a Defensa si superan ciertos niveles.

Las restricciones impuestas sobre mediciones acústicas efectuadas a ras de suelo son, por tanto, legales. Eso sí, se podrán realizar siempre que no obliguen a las compañías aéreas a renunciar a su actividad económica. Es decir, que la aerolínea debe contar con una alternativa para reducir el impacto de sus aviones o la sanción no se podrá aplicar. Sin embargo, en caso de que supongan que no puede volar desde o hacia el aeropuerto en cuestión, sólo las mediciones en la fuente se considerarían compatibles con el derecho comunitario.

La sentencia afecta también a los aviones militares, que en el caso zaragozano suponen el mayor perjuicio para los vecinos, por los horarios en los que vuelan. Aunque es cierto que desde mayo utilizan la pista sur, más alejada de las zonas residenciales.

ATERRIZAJES VERDES La presidenta de la asociación de Afectados por el Impacto Aéreo, Rosa Burgos, se mostró satisfecha por la noticia y recordó que la capital aragonesa espera para finales de este año la implantación de los vuelos verdes.

Esto supondrá una reducción en el pasillo aéreo que las naves pueden utilizar, que actualmente tiene una anchura de 3,2 kilómetros. Con las nuevas medidas restrictivas este espacio se reduce a 600 metros. Según el acuerdo que suscribieron en marzo Aena, Defensa y el consistorio, las compañías que vuelen fuera de estos límites podrán ser multadas. Además las aeronaves deberán descender planeando a medida que se acerquen al aeródromo, lo que, además de una reducción del ruido en siete decibelios, supondrá un ahorro en el combustible.

Burgos puntualizó que los barrios más cercanos al aeropuerto soportan hasta 95 decibelios, cuando los niveles normales de ruido se mantienen en los 60. Además señaló que en otros casos, como en el de las motos o los bares, el límite permitido se sitúa en los 87,5 decibelios.