El proyecto de candidatura de Zaragoza-Pirineos para albergar los Juegos Olímpicos del 2022 recibirá el carpetazo definitivo la próxima semana con la disolución del consorcio del que formaban parte el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, la Diputación Provincial de Huesca, y los ayuntamientos de Huesca y Jaca. Todas las instituciones cerrarán el sueño aragonés de ser sede olímpica, allanándole el camino a Barcelona, después de que el alcalde anunciara que el consistorio, que representaba el 35% del accionariado, dejaría de aportar dinero, y que la DGA, con el mismo porcentaje, reconociera que no podía soportar el peso económico del consorcio.

En principio, la última reunión estaba prevista para el día 7, pero desde el ayuntamiento aseguraron que "podría retrasarse unos días" por problemas de agenda. Mientras, los contratos que el consorcio había sacado a concurso están "paralizados desde hace meses", aseguraron.

La disolución del consorcio fue duramente criticada por el PP. Su portavoz, Eloy Suárez, lamentó ayer que "el alcalde anteponga las exigencias de CHA e IU al interés general, pagando así el precio político que le exigen para mantenerle en el sillón".