La criminalización de numerosas conductas relacionadas con la seguridad vial, junto con otras medidas de carácter administrativo como la aplicación del carnet por puntos y la influencia de situaciones coyunturales como el descenso de la circulación por la crisis, han provocado una notable reducción, del entorno del 70% en menos de una década, de las cifras de siniestralidad en las carreteras aragonesas.

La cifra de fallecidos en accidentes de circulación en las carreteras de la comunidad, que lleva nueve años seguidos cayendo, se encuentra en los niveles más bajos desde que la Dirección General de Tráfico comenzó a elaborar estadísticas en los años 60.

Con el ejercicio del 2012 cerrado, las estadísticas de Tráfico contabilizan un total de 63 fallecidos en accidentes en las carreteras aragonesas: cuatro por debajo de los 67 del año anterior y menos de la tercera parte de los 216 registrados en el 2003, el año a partir del cual comenzó la reducción. Las principales caídas son inmediatamente posteriores al endurecimiento de los castigos para los infractores.

La aplicación del carnet por puntos a partir de julio del 2006 supuso un salto cualitativo. Ese año, el balance final de víctimas de accidentes de tráfico en la comunidad bajó hasta los 143, una tercera parte de los registrados tres años antes. La reducción de la cifra de fallecidos continuó al año siguiente, aunque de forma suave al caer a 136.

EL 2007 El descenso fue más acusado a partir de ese año, cuando entró en vigor la reforma del Código Penal que criminalizó conductas como sentarse al volante tras haber perdido los puntos o circular sin seguro, objetivó los requisitos que definen la conducción temeraria, endureció la persecución de la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas y amplió los casos en que negarse a soplar en un control constituía un delito.

En los tres años siguientes, la cifra de fallecidos en accidentes de circulación en las carreteras de la comunidad aragonesa se desplomó hasta situarse casi en la mitad: los 136 del 2007 se redujeron a 113 en el 2008, bajaron a 89 en el 2009 --era la primera vez en décadas que ese índice se situaba por debajo del centenar-- y cayó a 74 un año más tarde.

A mediados del 2010, el Congreso de los Diputados aprobada la enésima reforma del joven Código Penal español, que vio la luz en noviembre de 1995, en este caso sin apenas novedades en materia de seguridad vial. La más destacada era la consideración específica del vehículo como instrumento del delito y la agilización de los trámites para que las propias fuerzas de seguridad pudieran intervenirlos para ponerlos a disposición judicial.

EXPULSIÓN El carrusel de reformas penales, iniciado en 1995 con la tipificación delictiva de la conducción bajo los efectos del alcohol, ha logrado sacar de las carreteras a miles de conductores temerarios, beodos y fittipaldis, con la consiguiente reducción del riesgo. Desde hace dos años --la modificación del 2010 entró en vigor en diciembre-- también sus coches quedan fuera de circulación.

Esas medidas, junto con otras como la mejora de la red viaria --estrangulada desde mediados del 2010 por la crisis--, la aplicación de iniciativas como la raya continua en la N-232 y el aumento de la sensibilización social mediante campañas informativas y educativas de seguridad vial, han dejado las cifras de fallecidos en las carreteras aragonesas en niveles desconocidos.

De hecho, la comunidad cierra por segundo ejercicio consecutivo con menos de setenta muertos en las carreteras, al pasar de los 67 del año pasado a los 63 de este.