El hospital Miguel Servet de Zaragoza ha participado en un ensayo clínico que da esperanza a las pacientes aquejadas de cáncer de ovario, uno de los más agresivos y con menos posibilidades de tratamiento de entre los que afectan a las mujeres. Se trata del proyecto Aurelia, en el que se ha probado el fármaco bevacizumab, que ayuda a paliar la inmunidad que estas pacientes desarrollan a la quimioterapia con platino, en un tumor que suele reproducirse. En concreto, un 30% de las pacientes que lo sufren recaen, y desarrollan la citada insensibilidad al tratamiento, lo que hace casi imposible controlar el desarrollo de la enfermedad.

Según los resultados de este estudio --con 361 pacientes, 56 de ellas españolas, tratadas en 15 hospitales--, el 52% de las tratadas han visto reducido el avance de la enfermedad. Concretamente, el tumor se ha mantenido estable 6,7 meses, frente a los 3,4 sin el uso del tratamiento. También se redujeron algunos tumores en una proporción mucho mayor que las que solo recibieron quimioterapia --30,9% frente al 12,6%--.

El de ovario es uno de los tumores más agresivos y de peor pronóstico. Según el doctor Hal Barron, director médico y responsable del Desarrollo de Productos de Roche, el desarrollo de la resistencia a la quimioterapia "limita tremendamente las opciones terapéuticas. De ahí la importancia de haber comprobado que al añadir bevacizumab a la quimioterapia se puede llegar a reducir en la mitad el riesgo de progresión".

Según el presidente del Grupo Español de Investigación de Cáncer de Ovario (GEICO), Andrés Poveda, coordinador del Área de Oncoginecología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), los datos del estudio --presentados en la convención de la Sociedad Americana de Oncología-- son "relevantes" porque representan la posibilidad de ofrecer una alternativa a mujeres que han recaído y que apenas tienen opciones. Son "una señal más" de que los fármacos biológicos tienen un papel en el manejo de este tumor.

En España se diagnostican unos 3.000 nuevos casos al año y en ese momento la mayoría de las pacientes --un 80%-- ya tiene la enfermedad en fase avanzada, es decir, con zonas afectadas más allá del ovario. Se estima que una de cada 60 mujeres podrá sufrir la enfermedad, habitualmente por encima de los 50 años

Para este porcentaje, el tratamiento estándar consiste en una combinación de una cirugía, que los expertos denominan de máximo esfuerzo --trata de eliminar toda la enfermedad visible-- y quimioterapia. Esta última busca evitar posibles recaídas. Con la estrategia basada en la combinación de cirugía y quimioterapia, se consigue que entre un 80% y un 85% de pacientes queden libres de la enfermedad, pero un 60% de ellas termina recayendo.