Si les hubieran dado un euro por cada no se puede, serían multimillonarios. ¿Dejar un empleo fijo e irse a dar la vuelta al mundo, con la que está cayendo? Para muchos, era mejor quedarse en aquel pequeño ático y seguir trabajando para aquella importante agencia de publicidad. El alquiler era muy alto y el sueldo muy bajo; abundaban las horas extra y escaseaba el tiempo libre. Así es la vida, les decían.

El único problema era que ellos, Miguel Aza (Madrid, 31 años) y Julia Silva (Zaragoza, 28 años), querían otra vida. No es que repudiaran su profesión, pero no estaban dispuestos a trabajar por cuatro euros entre cuatro paredes. Y aunque la idea de patearse el planeta ya había germinado en sus cabezas, la crisis no hizo sino avivar la necesidad de escapar.

La incógnita seguía siendo cómo viajar sin dejar de trabajar. El primer paso fue prescindir de todo capricho que obligara a sacar el monedero. Que la tele dejara de funcionar fue, tal vez, un argumento más para practicar cada noche sesiones de brainstorming: apuntar cualquier idea por disparatada que fuera sobre el alargado papel de embalar que habían colgado en la pared del salón. "Comenzamos a preparar trabajos muy específicos para marcas que tienen presencia en los cinco continentes o que guardan una relación estrecha con los viajes, pero no cuajó. El día que se nos ocurrió el trueque, tuvimos claro que eso era lo que andábamos buscando".

Así nació Out The Studio, "un estudio nómada de diseño y comunicación", como ellos mismos describen en su blog (outthestudio.blogspot.com). ¿Equipaje? Una mochila. ¿Credenciales? Julia aportaría su formación en fotografía y Bellas Artes y Miguel, su avanzada trayectoria como diseñador. Ambos poseen una sólida experiencia como directores de arte para marcas que hasta el último habitante de la montaña más alta de los Andes conoce.

"¿Solo cama y comida a cambio de la página web y los carteles?", les pregunta incrédulo el dueño de un hostal en la mística Isla del Sol, Bolivia, a orillas del lago Titicaca. "Alojamiento y manutención, nada más". Un apretón de manos y a trabajar. Funciona. Aseguran que "cuando no hay dinero de por medio, lo que comienza siendo una relación laboral termina como una pequeña familia".

Trabajos

De esta forma los apretones de manos se han sucedido desde que dejaron España: el cartel de un restaurante en Trinidad (Cuba), la página web de un hostal en Salento (Colombia) y una campaña para una agencia de viajes en Montañita (Ecuador). Bolivia les responde bien: en el país de Evo Morales ya han diseñado la nueva imagen de un precioso hostal en Coroico y el blog para un cámping en Samaipata. Por delante les espera el vertical Chile, la enorme Argentina y, a partir de finales de febrero, el vasto sureste asiático: "No sabemos cómo nos irá allí. El lenguaje es completamente distinto- Pero ya hemos conseguido lo más difícil: demostrar que se puede dejar el trabajo, la casa, y salir a la carretera sin reserva de hotel. Si quieres, puedes. Tienes un maravilloso poder: el de decidir".

Costes

Con los trueques financian también el coste de las actividades extra de los hostales para los que trabajan: alquiler de tablas de surf, excursiones en bicicleta, piscina- Los dos viajeros están convencidos de cuál es la clave del éxito: "El momento más tenso en una negociación es cuando toca hablar de dinero. "Nosotros solo pedimos un lecho y comida. ¿Qué hostelero no tiene al menos dos camas vacías y un par de menús de sobra? Todos salimos ganando".

El contador de su página web ya suma más de 200 días. Julio Verne solo concedió 80 a Sir Phileas Fogg. Julia y Miguel escriben su propia historia: no tienen billete de vuelta, ni prisa por regresar a casa. "Con cada encargo damos más cuerda al viaje; porque ese es el objetivo: viajar".

Entre negocio y negocio, Julia y Miguel sacan tiempo para inspirar a otros con un segundo proyecto. Se llama Aire fresco y consiste en enviar por correo postal un frasco vacío. Vacío, según se mire. Dentro de cada pequeño bote duerme el oxígeno de grandes paisajes emblemáticos: Machu Picchu, lago Titicaca, Amazonas...

¿Y cómo elige Out The Studio al destinatario de estos nuevos aires? "Nos conectamos a Facebook y lanzamos una pregunta relacionada con el viaje. El primero que conteste y acierte es el ganador". El destinatario recibe su bote de aire fresco con un sencillo packaging diseñado por el ilustrador Santiago Durieux y un mensaje al dorso: "Con esta pequeña muestra, queremos animarte a que salgas en busca de tu propia inspiración. Por eso, respira e inspírate, que ahí fuera hallarás el aire que necesitas".

Julia y Miguel ya han encontrado la inspiración. Saben dónde dormirán hoy. Mañana ya se verá. Por el momento, no les ha faltado ni techo ni mesa en la que comer.