La vida del barrio de San Pablo volvió ayer a una cierta normalidad, después de una intensa jornada en la que los agentes de la Policía Nacional eran los únicos que podían transitar por varias vías ante el peligro de una bala perdida.

La calle La Salina recibió una constante visita de vecinos que querían ver de cerca la escena de este trágico suceso. Entre ellos estaba José Luis Berges, el dueño del local en el que estaba este establecimiento. No podía evitar emocionarse al ver que detrás de los visibles desperfectos en la fachada del local ±varios tiros de las bombas de gas chocaron contra las rejillas del altillo en el que se escondía el atrincherado± estaba la muerte de una persona, Luis Pedro Rocaful, que era «más que un cliente». «Con él siempre se podía hablar, era un hombre de palabra», afirmó, mientras decía que debía haber recibido atención psicológica cuando su exnovia cortó la relación.

Berges destacó que «él estaba muy colado por Fátima Sánches ». por lo que accedía «a todo lo que pedía». Muestra de ello, aseveró, era que «aunque él era el que pagaba, ella era la que figuraba ».

De hecho, debían tres meses de alquiler y anteayer la propia Fátima le llamó cuatro horas antes del triste desenlace para decirle que «tenían que hablar, que había montado un pollo, pero que se iba a quedar todo aquí».

Este hombre no puede evitar pensar qué va a pasar con su local si el negocio no sigue adelante, porque «no sé si va a haber alguien que me lo quiera alquilar».