No hubo suspense pero no faltaron ni la emoción ni los sentimientos desbordados en la gala de los Aragoneses del Año que se celebró ayer. Aunque los ganadores ya se habían dado a conocer, este hecho no resto un ápice de emoción a la ceremonia, en la que se sucedieron los sentidos agradecimientos y el recuerdo a toda una trayectoria. Sin duda, el más emotivo fue el compositor turolense Antón García Abril, que recibió del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, el premio Aragonés de Honor. "Todas las cosas que se producen en mi tierra me producen un sentimiento que no puedo soportar, como este premio", aseguró sin ocultar su emoción.

La presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (Afeda), María Felisa Rodríguez, fue la primera en recibir su galardón, en este caso de Valores Humanos, de manos del director de EL PERIÓDICO, Jaime Armengol. Rodríguez no se resistió, ante un público tan selecto, a realizar un llamamiento: "Todavía necesitamos toda la ayuda posible".

José Luis Torán, presidente del CAI Voleibol Teruel, recibió el premio en la categoría de Deportes del vicepresidente del Gobierno de Aragón, José Ángel Biel. El director editorial del Grupo Zeta, Miguel Ángel Liso, entregó el galardón Aragonés del Año en la categoría de Cultura a Elena Arrechea, madre de la premiada, la actriz Alexandra Jiménez (Los Serrano), que no pudo asistir al acto por razones de trabajo.

El veterinario Juan José Badiola recogió el premio dedicado a la investigación de manos del alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch. El vicepresidente ejecutivo del Grupo Zeta, Antonio Asensio Mosbah, entregó el premio de Pujanza Empresarial a Félix Tena, presidente de Imaginarium. Y el presidente de Zeta, Francisco Matosas, entregó el premio Aragonés del Año, a José Luis Latorre, director de Walqa. "Aragón ya está en el mapa tecnológico y Huesca es una ciudad de referencia", aseguró.