Cientos de camioneros y conductores quedaron varados ya anteayer por el temporal, sobre todo en la A-23, y con los abundantes cortes de carretera la situación no mejoró ayer. Aunque a última hora de la tarde se reabrió el tramo cortado en la localidad castellonense de Barracas, muchos aún han tenido que pasar la noche donde estaban porque la nieve acumulada en torno a los camiones parados dificultaba volver a la ruta.

Muchos de los transportistas ni siquiera llegaron a los tramos cerrados al tráfico, ya que les habían advertido. Era el caso del alcoyano José García y sus compañeros Miguel, José, Luis y Sergio, que mataban la mañana ayer en la estación de servicio próxima a la salida hacia Vinaroz de la A-23.

Según explicaba Miguel, «esta tarde (por ayer) tenía previsto pasarla en casa con la mujer, pero habrá que esperar ». Andaba estupefacto porque le habían llegado rumores de que los ecologistas no permitían que se echara sal en la autovía por Castellón, y por eso se estaba acumulando la nieve. Pero se resignaba. «Ayer llegué a hacer el descanso reglamentario. Me ha llamado mi jefe preocupado al verme parado tanto rato (por el control electrónico de la flota), pero ya le he explicado que no se podía avanzar. Por lo menos estamos calientes y tenemos dónde descansar», se consolaba.

Estaban al tanto de lo que les esperaba más adelante porque, entre otras cosas, José García tenía un conocido atascado en Barracas. «Está desde las 20.00 horas de ayer (anteayer) y me ha dicho que hoy no cree que abran, y mañana ya veremos», explicaba. Finalmente sí lo hicieron, aunque el tramo del puerto de Paniza donde ellos descansaban estuvo igualmente prohibido a camiones gran parte de la jornada. Una situación similar vivió Antonio Barnosi, que quedó atrapado a la altura de La Puebla de Valverde junto a otros compañeros de la misma compañía. Después de casi un día entero sin poder avanzar, esperaba con resignación en el área de servicio ‘Sierra de Javalambre’. «No nos queda otra que esperar. Tenemos que intentar estar tranquilos», explicaba con una actitud más positiva que los demás.

En este restaurante se refugiaron ayer del frío más de 50 camioneros. Algo a lo que el gerente de este establecimiento no está acostumbrado. «Tenemos mucha más gente que cualquier otro día. Pero tenemos que dar la talla y proporcionarles un buen servicio», apuntaba.

Antonio Antolinas, era uno de esos trabajadores que mataban la mañana tomándose un café. Viene desde Alemania, su destino es Murcia y asegura que «en otros países europeos en los que nieve mucho más que aquí, no ocurren este tipo de parones». Según este camionero, las medidas de prevención que se toman son mucho más eficaces por lo que «nunca se para el tráfico, bajo ningún concepto ».

A pesar de que «podría estar mejor», explicó que han tenido suerte porque tienen un área de servicio cerca dónde poder descansar. «Otros compañeros que están más arriba ni siquiera pueden salir de sus camiones», explicaba Antolinas.