En 1931, un vagón hospital trasladaba a enfermos desde Canfranc hasta el santuario francés de Lourdes, lugar de culto de peregrinos y pacientes que buscaban orar y ser curados por la Virgen. Sin embargo, el trayecto desde el valle del Aragón hasta más allá de los Pirineos se truncó en 1970, con el derrumbe del puente de L’Estanguet, en Francia, que puso fin al tráfico ferroviario internacional.

Ahora, 86 años después, el vagón ha vuelvo a recobrar su brillo y color gracias a la rehabilitación que, durante cuatro años, han realizado 134 jóvenes venidos de todo el mundo para participar en los campos de trabajo en Canfranc. «Estaba totalmente abadonado en los hangares que tiene Renfe en la estación. Creímos que era viable su restauración y ahora, por fin, podemos exponerlo», cuenta Víctor López, coordinador del proyecto junto al Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ), organizador de las colonias.

En el andén francés

El coche hospital se encuentra ya ubicado en el andén francés, justo a la salida del vestíbulo de la estación. Por el momento, los visitantes lo pueden contemplar desde el exterior, pero está previsto que en septiembre pase a formar parte de la visita guiada que se hace de la estación internacional.

Entonces, los ciudadanos sí podrán contemplar cómo su interior ha quedado restaurado con detalles de su época. «El vagón tuvo dos épocas, porque funcionó como espacio de pasajeros, pero después tuvo un uso exclusivamente sanitario. Lo que hemos hecho es dejar en un lado asientos originales y, en otro, las camillas. Se ha respetado la parte central para dejar espacio y poder dar ahí las explicaciones a los turista», explica López.

En el 2013 se inició el lijado de las dos caras del vagón y, en el 2014, se realizó el traslado de la estructura al andén francés. «Se tuvo que adaptar y poner un rail más, porque el francés es un palmo más ancho», matiza el coordinador. «Ya en el 2015 empezamos a trabajar en el interior y el año pasado hicimos la obra de carpintería, suelo, techo e instalación eléctrica», añade.

En la restauración han participado jóvenes de España, pero también de Turquía, Francia, Armenia, Rusia, República Checa, México y Japón. «Ha sido una experiencia muy gratificante», asegura López. Pero este equipo de restauración quiere más, porque su intención es rehabilitar una composición completa de tres vagones y una máquina. «Nuestra idea es recomponer un tren entero y que sea visitable, pero eso supone una inversión porque hay que trasladar todo», añade López. De momento, ya han empezado a trabajar en un segundo vagón abandonado de Canfranc.