Los primeros propietarios del nuevo bloque de viviendas de VPO en la avenida Cataluña han empezado esta semana a entrar en sus casas, tras un año de espera y la incertidumbre de las últimas semanas por las obras de urbanización que impedían la entrega de las llaves. Trabajos que todavía continúan en lo que se refiere a la acometida eléctrica, en la que trabaja Endesa para conectarlo a la subestación. Todos tienen luz y calefacción, proporcionadas por una vía alternativa, y ya hay vida en el interior. La próxima semana serán 12 de los 90 totales los que estarán ocupados.

Sin embargo, el estreno del edificio no está exento de polémica, porque otro grupo de propietarios se queja de los nuevos retrasos que les ha comunicado la promotora, algo que esta desmiente, ya que asegura que «todo el que entregue la minuta y el préstamo hipotecario puede recibir las llaves de su piso ya».

Sus responsables afirman que «los únicos problemas que hubo tienen que ver con las obras que Sacyr «debía haber entregado el pasado 17 de julio y lo hizo el 27 de septiembre». «A partir de ahí, se tramitó la calificación de las VPO con el Gobierno de Aragón y lo que suele durar tres meses se ha hecho en dos y una semana», aseveraron. «El que no ha entrado a vivir ya es porque no quiere», remarcaron desde la promotora, que añadió que «lo que debería cuestionarse es por qué una obra que Endesa tiene pagada desde hace doce meses aún no está terminada». La previsión del ayuntamiento apuntaba a que estos trabajos culminarían la próxima semana, pero está por ver.

Mientras, siguen las tensiones entre Plan urbis y ese grupo de propietarios que asegura que es «muy minoritario» y que forzó una reunión para recibir explicaciones que finalmente se ha fijado «para el próximo 5 de enero por la tarde», una fecha que también ha generado malestar porque ven probable que la asistencia a la misma sea muy residual por ser el día previo al de Reyes.

Mientras, avanzan en paralelo las conversaciones entre los responsables de la urbanización del entorno con el convento de las Carmelitas Descalzas, que se habían visto perjudicadas por la nueva rasante que queda en la calle ejecutada, al dejar su muro de casi tres metros en poco más de 1,5. Al final, elevarán la barrera al llegar a un acuerdo.