La huelga de los trabajadores de la empresa que se ocupa del mantenimiento de los trenes del AVE y un error en el sistema de venta de billetes de Renfe provocaron que el primer convoy del día de ayer con destino a Madrid, que salía a las 7.05 horas de la estación de Delicias, acabara lleno hasta en los pasillos y con 35 personas viajando de pie hasta llegar a Calatayud. Y pudieron ser más, ya que la compañía se dio cuenta, cuando ya estaban en el andén, que había vendido 328 billetes para un tren que solo ofrecía 280 plazas.

El «caos» denunciado por algunos de los viajeros -entre ellos el presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), José Ángel Oliván- se basaba en que hubo que reasignar asientos a los pasajeros conforme iban llegando a la puerta de acceso, con la dificultad de que no había sitio para todos. Así que Renfe intentó que se redistribuyeran en trenes posteriores, con escaso éxito. Para los afectados, resultaba incomprensible que no tuviera previsto un convoy con plazas suficientes, pero para la operadora, según explicaron las fuentes oficiales, tan solo fue un cúmulo de circunstancias adversas que ahora obligarán a devolver «el 100% del importe» a todos aquellos que se bajaron en las estaciones de Guadalajara-Yebes y de Madrid-Puerta de Atocha, a las que el tren llegó con 31 y 30 minutos de retraso, respectivamente, sobre el horario previsto.

DEVOLUCIONES

Según relataron las fuentes consultadas, la jornada de huelga de los trabajadores de la empresa mantenedora de los trenes había obligado a cambiar el material móvil disponible, sustituyendo el modelo S-100 que cuenta con 347 plazas por otro del modelo S-121, de solo 280. Todo iba a funcionar correctamente porque, apuntaron, ambos vehículos son de alta velocidad aunque ofrezcan diferentes prestaciones a bordo para el viajero, y además en sus previsiones figuraban 251 plazas a ocupar.

El problema real surge cuando la operadora constata, ya con los viajeros en la estación, que se ha producido un error en el sistema de venta de la compañía y en esa cifra no se habían contabilizado los 77 usuarios que habían comprado billete de Avant, para hacer el trayecto Zaragoza-Calatayud, para el que se usa el mismo tren, pero a distinto precio. Así que los 251 se transformaron en 328.

En un primer momento, se les ofreció cambiar a otro convoy del día, pero rehusaron la gran mayoría. Solo 13 accedieron, según sus propios cálculos. Así que fueron reasignando asientos en el nuevo tren «por orden de llegada» hasta completar el aforo y el resto viajaron de pie «pero solo hasta Calatayud». A la estación bilbilitana llegó «con tres minutos de retraso», por lo que a quienes se bajaron allí les corresponderá la devolución de «solo el 40% del importe», viajaran de pie o sentados. Y ya con ellos fuera del tren, todos tuvieron plaza para proseguir el trayecto hasta Madrid con normalidad.

Por otra parte, en medio de la confusión y luego en las redes sociales, los usuarios se quejaban de que Renfe hubiera prestado el servicio con un Alvia pero al precio de un AVE. La compañía explicó que «nunca se asigna un material móvil a una línea concreta» y que «en realidad esa denominación hace referencia al tipo de recorrido, no al modelo de tren». Así que existen trenes AVE que solo pueden ir por líneas de alta velocidad, los Talgo para las de la red convencional y los Alvia, para aquellas que usan vías de ambos anchos de vía en el mismo trayecto. Aunque de pie «nunca» se había obligado a viajar a nadie en ninguno de ellos.