Daniel Corella está a punto de cumplir 13 años y atraviesa una etapa de «hacer muchas preguntas», según cuenta su padre David Corella. Con solo 5 años, este menor aragonés le fue detectado un tumor cerebral del que fue operado y por el que, después, recibió radioterapia en Barcelona y quimioterapia en Zaragoza. «Conforme se hace mayor quiere saber qué le paso, cuánto tiempo estuvo en el hospital o por qué le tocó a él tener un tumor. Es muy duro y aún nos afecta hablar del tema», reconoce el padre.

Daniel superó el cáncer, acude ahora a sus visitas rutinarias con el médico y en la sede de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa) sigue su particular batalla. Allí hace fisioterapia para superar algunas de las secuelas que le dejó el tumor. «Las tiroides y el equilibrio lo tiene afectado, pero ha mejorado mucho. Notamos evolución y estamos muy contentos», dice su padre. La familia también ha encontrado en Aspanoa un «gran apoyo» psicológico y emocional. «Sin ellos, no podríamos superar esto», dice.

El día a día

Corella cuenta que el diagnóstico de su hijo fue «inesperado» para el entorno. «Llevaba días con dolores de cabeza y mareos, pero no nos decían nada. Optamos por ir a una neuróloga particular y, nada más hablar ella con Daniel, ya nos lo dijo», recuerda. «Hemos perdido mucha vida de pareja, porque ahora toda la dedicamos a nuestros hijos. Cuando uno pasa por esta enfermedad, te cambia la perspectiva y dejan de importarte muchas cosas», dice.