Doce años de prisión. Esa era la condena que Milagros, la madre del atleta Iván Ramírez, solicitaba para el joven que de una brutal paliza acabó con su carrera deportiva y que le hace ser una persona totalmente dependiente. La Audiencia de Zaragoza ha establecido una pena de once años y el pago de una indemnización de 600.000 euros, pero ello no resarce a esta mujer.

En declaraciones a EL PERIÓDICO, Milagros Bator destaca que «nunca podré estar satisfecha porque hay una persona que le ha destrozado la vida a mi hijo». «Iván ya no tiene iniciativa para nada, todo lo tiene que hacer guiado», lamenta.

Sobre la cantidad fijada por el tribunal para indemnizar a la víctima, los 600.000 euros «no van a reparar el daño causado, además de que ese dinero no lo vamos a cobrar». «Amigos de Iván me han dicho que la condena que le pondrían a ese (por Iván Krasimirov) es que tuviera que llevar a mi hijo de la mano y atenderle durante toda la vida, reconozco que me produce náuseas la idea, pero así sería consciente del mal que ha hecho, porque no lo es», afirma esta mujer.

Milagros espera pasar página lo antes posible y centrarse en cuidar a su hijo. Desea «el autor y la familia se olviden de ella» y destaca que es una persona «muy agresiva», recordando un hecho que pasó durante el juicio y que pasó desapercibido salvo para los protagonistas. «Me acerqué para verle la cara y me cogió del brazo, lo llevé rojo durante dos días». Por eso esta mujer desea que la prohibición de comunicación y acercamiento a ella y a su hijo a menos de 300 metros durante 12 años «se cumpla».

Además, Milagros quiere «recuperar el honor» de su hijo Iván, puesto que entiende que la cuestión sexual del caso «ha ensuciado su imagen». «Ellos le provocaron para esa cita y ella le llegó a decir que era mayor de edad», apostilla. «Nunca nadie lo había señalado con el dedo, al revés siempre ha resaltado por su caridad», destaca, mientras recuerda sus carreras solidarias a favor, por ejemplo, del Nepal o de Cáritas.