Carmen y su marido S. S., de 77 años, están pasando el verano en su casa de Cariñena. Pronto volverán a Zaragoza, pero, mientras tanto, cada vez que requieran asistencia sanitaria por algún motivo en las urgencias del Clínico -hospital del que depende Cariñena—necesitan de una ambulancia para el traslado. «No tenemos ningún familiar que nos pueda llevar», dice ella.

Así, en los últimos cinco días se han visto en la tesitura de tener que viajar dos veces a la capital aragonesa debido a un problema médico, pero la experiencia no ha sido satisfactoria porque han sufrido esperas de hasta tres horas debido a que el vehículo no estaba disponible. «Entiendo que es una ratio por población y que esto pasará en más comarcas, pero es imposible llegar a todos los pueblos con una sola ambulancia. Se necesitan más», reclama esta zaragozana.

Según el mapa de recursos del Departamento de Sanidad, la comarca Campo de Cariñena dispone de un vehículo de soporte vital básico para atender a los vecinos de los 14 pueblos de la zona. «Si se juntan dos servicios en la comarca, ya está el problema encima, porque está claro que algunas de las partes tiene que esperar», explica Carmen.

Fue el pasado lunes cuando este matrimonio sufrió una demora de varias horas. «Mi marido tiene un problema de mala circulación de la sangre y se le pusieron las piernas totalmente negras. Nos asustamos. Llamamos al médico, que vino a casa, y nos derivó al hospital. Ya nos dijo que la ambulancia tardaría y, en su situación, él no podía conducir».

MÁS RECURSOS

«Llame al 061 para ver qué pasaba, porque aquí no llegaba nadie. Me dijeron que esperara. Al final, tres horas después apareció y, al parecer, estaba dando servicio en otro punto de Zaragoza. Eso no es justo, porque debería ser de uso exclusivo para la comarca», dice. Tras ser atendidos en las urgencias del hospital Clínico, recibieron el alta a las 21.40 horas. Entonces, tuvieron que volver a solicitar ambulancia para regresar a Cariñena. «Llegamos a casa a las 1,30 horas pasadas», dice. «Si se destinarán más recursos para dar más servicio en la zona rural, sería mejor para todos. La salud y el bienestar es lo que está en juego y sería una inversión, además de más empleo para quienes trabajan en las ambulancias», apunta Carmen.

Antes del suceso del lunes, el matrimonio ya estuvo en el Clínico el viernes día 4. «Entonces fuimos en nuestro coche, porque mi marido podía conducir. Aún así, tras siete horas allí en Urgencias, no le hicieron análisis, ni pruebas, ni nada y a las 19.00 horas nos mandaron para casa sin ningún tratamiento. Tiene 77 años, no es cuestión de estar así. Tres días después se puso muy mal y fue cuando ya tuvimos que pedir ambulancia», apunta.