Las imágenes de la destrucción de la cueva de Chaves, un yacimiento neolítico excepcional y único ubicado en una propiedad particular en la sierra de Guara, se podrán ver, por primera vez, el jueves en la premier del documental Chaves, la memoria expoliada, en el centro cultural del Matadero de Huesca. Ecologistas en Acción y la empresa Imanat films han grabado este documental mientras la Fiscalía, a propuesta del Gobierno aragonés, continúa investigando lo ocurrido en la finca particular para depurar responsabilidades.

La película muestra el estado actual de la finca y la cueva y se ha filmado con medios aéreos "porque la empresa propietaria no nos ha permitido grabar a pesar de contar con todos los permisos institucionales", explica el ecologista Chesús Ferrer.

"¿Cómo es posible que se haya arrasado uno de los dos yacimientos neolíticos más importantes de la península ibérica?", se pregunta. Un hecho descubierto el pasado mes de marzo pero que podría remontarse al año 2008.

Las excavaciones arqueológicas dirigidas en esta cueva, de 60 metros de anchura y doce de altura, desde el año 1984 por Vicente Baldellou y Pilar Utrilla han sacado a la luz no solo alfarería y restos óseos, sino, entre otros, un completo enterramiento de varón adulto en posición fetal.

"En el filme se ven cómo se han abierto unos 80 kilómetros de caminos forestales ilegales, alrededor de 60 balsas que carecen de permisos y la obturación de unas cien hectáreas dentro de Guara", añade Ferrer.

El propio director general de Patrimonio Cultural del Gobierno aragonés, Jaime Vicente, calificó este enclave como "una cueva con unos niveles de neolítico y paleolítico excepcionales" tras conocerse, en marzo pasado, los destrozos "incalculables" realizados por la entrada en la cavidad de unas máquinas con el fin, al parecer, de guardar animales.

De hecho, tanto el Gobierno de Aragón como Ecologistas en Acción han adelantado que se personarán como acusación. Mientras tanto, técnicos del Departamento de Patrimonio acuden semanalmente al lugar para controlar que no se produzcan nuevas agresiones o movimientos de tierra, ya que una parte de la cueva, con restos paleolíticos, está pendiente de ser estudiada.

Hace más de 30 años, un grupo de empresarios compró el pueblo deshabitado de Bastarás para vallarlo como coto cinegético de caza mayor. Actualmente la propietaria es Fimbas SA, presunta responsable de la introducción de las máquinas y la extracción de 7.000 metros cúbicos de tierra.