Tamara culpa de todo a Guillermo y Guillermo a Tamara. Ambos se enfrentan a varios años de prisión: dos por estafa y uno por un delito contra la Administración de Justicia en el caso de él, pero solo uno por la segunda infracción para ella, que se beneficia de la llamada excusa absolutoria. Cosas del Derecho: si la víctima de un delito violento es familiar de primer grado del autor, el parentesco agrava la pena; si la infracción es de tipo económico, impide el castigo.

Lo recordó la representante de la Fiscalía, que explicó a los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia en el juicio celebrado ayer que consideraba a los dos acusados culpables estafa por un desfalco de 60.298 euros en las cuentas de la madre de Tamara, de hurto por haberle quitado un televisor y una mochila con documentación y, además, de la obstrucción a la Justicia por haber presionado a la mujer y a un hermano suyo para que retirara la denuncia. Sin embargo, la excusa absolutoria le impedía reclamar una condena para la chica por los dos primeros delitos.

La víctima, en cuyo nombre ejercía la acusación el letrado Alejandro Uriel, pidió siete años de prisión --cinco por estafa y dos por coaccionarla para que retirara la denuncia-- para su antiguo yerno, mientras que las defensas --Beatriz López y Javier Echevarría-- solicitaron la absolución de sus respectivos patrocinados.

Alejamiento

Los dos acusados se sentaron ayer uno al lado del otro en el banquillo, pese a que Guillermo tiene dictada una orden de alejamiento de Tamara, que hace alrededor de nueve meses lo denunció por haberle agredido. La causa por malos tratos no ha sido juzgada todavía.

De las cuentas de la madre salieron en tres días, en noviembre del 2010, 60.298 euros que fueron a parar a una cuenta conjunta de los acusados en la misma entidad en operaciones realizadas por internet: una transferencia, un plazo fijo cancelado y dos préstamos a nombre de la víctima a los que no se unió la liquidación de otro plazo de 13.000 porque los responsables de la caja advirtieron a la mujer de los movimientos de sus cuentas y ella prohibió la operación.

Según Tamara, que "creía que parte de ese dinero me correspondía a mí por herencia pero luego vi que era de mi madre", Guillermo "encontró unas claves (de las cuentas) y se las agenció". Este, que admitió haber efectuado las operaciones de banca virtual y que el dinero acababa en una cuenta suya, dijo que ella le dio las claves y las instrucciones para mover el dinero. Ambos afirmaron que se enteraron de todo con las transferencias ya hechas y negaron haber presionado a la madre para que retirara la denuncia.