Los fieles de Florencio Garcés se reúnen todos los miércoles desde finales de abril para rezar por él y para que se acabe pronto la investigación judicial que busca aclarar qué hizo con 185.000 euros de la Iglesia de Borja. Ayer le pidieron que no se fuera, que siguiera con ellos para luchar juntos contra "las personas que están evitando que brille la luz de la verdad". Lamentaron profundamente que "viva un acoso programado" para intentar "desprestigiarle e injuriarle". Advirtieron que cuando todo pase irán contra todos los que le "están haciendo pasar por esta ignominia".