El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, aseguró ayer que el hospital de Alcañiz estará listo en el plazo previsto de 52 meses, a pesar de que los inicios lleven un aparente retraso. El dirigente anunció que la cimentación comenzará el 31 de mayo y la estructura del edificio se empezará a levantar el 26 de junio. Indicó que el Ejecutivo autonómico ha instado a la empresa a que establezca ya un calendario de obras pero también recordó que puede repartir las tareas de la forma que quiera siempre que las cumpla en plazo.

Lambán quiso tranquilizar así los numerosos reproches que le lanzó el PP y el PAR. Su diputada, Berta Zapater, invitó a acelerar los plurianuales, y señaló que con la recaudación anual del Impuesto de Sucesiones se podrían levantar en un solo año tres hospitales. Bronco fue el debate entre Lambán y Beamonte, en unas intervenciones que giraron en torno a dos modelos distintos de gestión: el privado que intentó el Ejecutivo anterior de Luisa Fernanda Rudi, o el público que posteriormente redactó el Ejecutivo PSOE-CHA. Lambán echó en cara a Beamonte que el PP «trató de convertir la salud de los bajoaragoneses en un negocio privado muy suculento a costa del bolsillo de todos» y que el proyecto actual cuesta cinco veces menos, acabando «con el negocio privado y poniendo en marcha un servicio público de calidad».

Beamonte le exigió que deje de «jugar con la sensibilidad» de los bajoaragoneses, y le acusó de haber «mercadeado» con los fondos del hospital, en alusión a las «enmiendas de ida y vuelta». Según él, 31 meses después de tomar posesión, «Alcañiz sigue sin servicios esenciales porque no hay hospital».