--¿Cómo afronta su llegada al cargo a apenas unos meses del final de la legislatura y en un periodo convulso?

--Se debe a la salida de Fernando Beltrán, que ha sido nombrado secretario general técnico de la consejería de Universidad. El rector buscó dar continuidad, teniendo en cuenta que en primavera habrá elecciones al rectorado y yo llevaba un año como directora de evaluación académica. Él pensó que podía ser la persona adecuada. Mi idea es culminar el trabajo con coherencia.

--¿Qué objetivos se marca?

--Este vicerrectorado es el que lleva el seguimiento de las titulaciones. Habrá que pensar en el futuro y resolver cosas, pero hay un proyecto en el que estamos trabajando que tiene que ver con la calidad de la docencia. Se llama Docentia y es a nivel estatal. Se trata de que las universidades puedan señalar cómo evaluar la calidad de la docencia de su profesorado para unirlo al de las titulaciones.

--¿Cómo se está realizando la revisión de las titulaciones implantadas con el Plan Bolonia?

--Se ha ido produciendo el proceso de renovación de acreditaciones y analizando si se han cumplido objetivos de forma adecuada y con medios suficientes. Llevamos desde el 2014 haciendo estos análisis de las titulaciones y, hasta ahora, las revisiones han sido favorables aunque la Agencia de Calidad y Prospectiva Universitaria de Aragón (ACPUA) formula observaciones y peticiones de mejora de cara al futuro.

--¿Le preocupa el estado actual de algún grado?

--No especialmente. Es verdad que hay algunos en los que la matrícula se llena en primera instancia y otros a los que les cuesta más, pero creo que no hay grandes problemas. Existen titulaciones que pierden atractivo y tenemos que detectar si se debe a problemas estructurales y no coyunturales, pero con la oferta que tenemos podemos estar satisfechos. Desde luego, no hay amenaza de supresión de grados y sí que se vigila más el tema de los másteres porque hay menos alumnos y es necesario establecer unos criterios para que sean sostenibles. También en los grados hay asignaturas concretas con pocos alumnos que requieren estudio sobre la conveniencia de su mantenimiento o no.

--¿Se han encontrado con algún problema imprevisto en las matriculaciones? ¿La oferta de Magisterio en la universidad privada ha restado demanda?

--El que lleva estos asuntos es el vicerrectorado de Estudiantes, pero no nos ha trasladado la existencia de grandes problemas aunque sí que ha habido incertidumbre por parte de alumnos y familias, pero seguimos con lo previsto hasta ahora. La demanda sigue siendo importante, sobre todo en Zaragoza, pero lo cierto es que no se han notado grandes cambios. Y en Huesca y Teruel también está todo dentro de lo habitual, aunque no dispongo de las cifras. En todo caso, nada llamativo.

--¿Ya se ha pasado la indignación por la autorización de Magisterio a la privada?

--Hubo un disgusto previo sí, pero la universidad ya ha hablado con el Gobierno de Aragón y se nos ha garantizado que en el futuro se evitarán problemas de este tipo.

--¿En qué medida la falta de liquidez puede afectar a su gestión en el vicerrectorado?

--Mientras no hagamos grandes cambios en el mapa de titulaciones, la falta de liquidez afecta en cuanto a los medios para impartir estas titulaciones, como profesorado, papel... No hay un problema especial salvo que no podemos apoyar los proyectos de innovación con el dinero que nos gustaría. Al menos, todo apunta a que estos problemas podrían estar en vías de solución y, aunque no será definitiva, al menos supondrá un alivio.

--Usted forma parte de la comisión mixta que se reunió esta semana con la DGA para abordar la financiación de la universidad. ¿Qué conclusiones extrajo?

--El ambiente fue de comprensión y cordialidad, y cada parte expuso sus necesidades y limitaciones. Es de agradecer que pueda hablarse con honestidad y transparencia. El Gobierno también tiene problemas financieros pero la universidad está reivindicando ese dinero que se le debe.

--Por primera vez en siete años, la DGA aumentará la financiación básica destinada al campus. Al menos, a eso se comprometió el Ejecutivo...

--Es un paso importante. Luego queda el resto pero, desde luego, es un cambio respecto a la trayectoria de los últimos años. Habrá que seguir trabajando en la comisión para que todo se plasme.

--Todo apunta, pues, a que la universidad retirará el contencioso presentado contra el Gobierno, al que reclama más de 50 millones de euros por incumplimiento del acuerdo de financiación del 2011.

--Entiendo que, desde luego, la universidad estaría deseando tener razones para poder retirar el contencioso y así se haría en cuanto viéramos una posición de respuesta positiva por parte del Gobierno.

--El presidente del Gobierno autonómico, Javier Lambán, se ha comprometido a revisar a la baja las tasas y los precios públicos. ¿Cómo lo valora?

--Nosotros, y entiendo que también la DGA, vemos grave el problema que para nuestra matrícula supone el elevado precio de los títulos de máster que, por cierto, cada vez son más necesarios para los graduados. Y nuestra petición sigue siendo que se revise lo antes posible a la baja para que una mejor preparación pueda llegar al mayor número de alumnos. Seguiremos haciendo presión para mejorar esto porque lo consideramos fundamental.

--El ministerio sigue adelante con su intención de reducir la duración de los grados a tres años. ¿Qué supondría su implantación para la universidad?

--No me atrevo a predecir el futuro porque es posible que haya un cambio de Gobierno como consecuencia de las elecciones generales de diciembre. Un cambio de ese calado va a conllevar procesos complicados para las universidades. Hay que tener en cuenta que Bolonia se está consolidando, pero no ha acabado todo y estamos sacando conclusiones de lo que se ha podido hacer mal o es mejorable. Acometer una modificación generalizada en toda universidad no parece prudente. Esto requiere tranquilidad y pensarlo bien.

--¿Definitivamente, estamos ante la recta final de la Selectividad?

--Eso parece. Nos preocupa a todos pero parece algo planificado desde hace tiempo desde Madrid y trabajamos en recuperar el acceso a través del acuerdo entre universidades y facultades para no enfrentarse a una maraña de exámenes diferentes. Es difícil de poner en marcha pero se puede llegar a una solución. Lo ideal sería mantenernos como hasta ahora porque es un examen que iguala a todos y da acceso a todas las universidades.