Uno de los dos albañiles que resultaron sepultados bajo toneladas de escombros el pasado viernes en Nuévalos al derrumbarse una casa, J. C. R., de 49 años, evoluciona favorablemente de sus lesiones, si bien su estado sigue siendo grave. Su compañero, M. R. M., de 42 años, continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos (uci) con pronóstico reservado.

Ambos quedaron atrapados bajo las vigas, pilares y tejas que se desprendieron súbitamente cuando realizaban trabajos de rehabilitación en una vivienda de dos plantas, propiedad el alcalde de la localidad, Manuel Peirón.

Los bomberos de la Diputación de Zaragoza extrajeron a los albañiles de entre los escombros en una complicada operación de rescate que duró algo más de dos horas y cuarto desde el momento en que llegaron al lugar del suceso procedentes de Calatayud y otras localidades con parque antiincendios.

Por otro lado, todavía no están claras las causas del derrumbe, que serán objeto de una investigación en profundidad. Compañeros de los heridos comentaron en el lugar del suceso que la causa más probable era un «fallo en las zapatas», las bases sobre las que se sustentan los pilares del edificio.

De hecho, las obras que ambos albañiles realizaban consistían en el refuerzo de los pilares, un trabajo que iban realizando por fases. El edificio donde ocurrió el hundimiento no se construyó inicialmente como vivienda, dado que sirvió durante un tiempo como granja de pollos. De ahí su forma alargada, propia de una nave agrícola. Está dividido en dos mitades y tiene dos propietarios. Uno de ellos integró una vivienda en la estructura de la granja, que es donde se registró el derrumbe.