Suena a tópico, pero el pabellón Siglo XXI se quedó literalmente pequeño para albergar la Exaltación Infantil de Instrumentos Tradicionales, que ayer alcanzó su XXII edición organizada por la Hermandad de Cristo Despojado de sus Vestiduras y Compasión de Nuestra Señora. Era un comentario generalizado entre los asistentes, asombrados de que el público no solo llenase los asientos sino que tuviera que repartirse de pie por las partes altas del graderío.

Un público fiel que aplaudió a rabiar a los alrededor de 500 jóvenes que desfilaron, tambor y bombo en ristre, con las 18 cofradías participantes. A juzgar por la cantera, la salud de la Semana Santa zaragozana no corre peligro.

Buena prueba de ello era el caso de África, de 15 años, que con su compañero Joel esperaba su turno --les tocaba en decimoquinto lugar-- para marchar con la cofradía de Nuestra Señora de la Asunción y Llegada de Jesús al Calvario. Ella estaba nerviosa, él "nada de nada", pero ambos compartían la pasión por tocar. "Me encanta", aseguraba Joel. La joven no tenía precedentes familiares, pero desde pequeña vive la Semana Santa "con fervor" y decidió inscribirse.

Ambos compartían con Javier, de la de la cofradía del Descendimiento de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza y del Consuelo, el trabajo duro necesario para llegar al día de ayer. "Ensayamos desde enero, todos los fines de semana durante una hora y media", explicaba el joven, nervioso. Se lo juegan todo, por mucho que no haya concurso, en cuatro minutos.

El Descendimiento, de hecho, dio la sorpresa de la tarde, al tocar en primicia la marcha conmemorativa del 75 aniversario que la cofradía ha preparado para este año. Lo normal habría sido que fueran los adultos los que la estrenasen en el concurso de hoy, pero los niños tuvieron el honor de tocarla en público por primera vez. Y lo hicieron con calidad, además.

La pasión de los niños es contagiosa, como explicaba Pedro, uno de los cientos de padres entre el público. "Mi hijo nos pidió entrar porque vio a un amigo suyo desfilar, y ahora están apuntados mi mujer y mi hija pequeña", aseguraba.