La excavación de la fosa común de Singra (Teruel), en la que están enterradas doce personas fusiladas en la guerra civil, dará comienzo hoy y supondrá un nuevo paso adelante en la recuperación de la memoria histórica de uno de los episodios más sangrientos de la reciente historia de España.

La fosa de Singra se halla cerca de las pozas de Caudé y es precisamente la asociación creada para las exhumaciones de esa localidad turolense la que impulsa los nuevos trabajos de búsqueda. "Para mí es un momento muy emocionante que espero desde hace treinta años, cuando me enteré del lugar exacto del enterramiento", manifestó ayer Pablo Marco, un vecino de Calamocha que tiene a su padre inhumado junto a Singra.

Los arqueólogos esperan dar pronto con los primeros restos óseos en esta zona, al revés de lo que ha sucedido en Aluenda, cerca de Calatayud, donde los arqueólogos que iniciaron ayer la búsqueda de un grupo de civiles asesinados en la guerra civil decidieron ampliar el radio de la excavación ante la falta de resultados. "Hemos hecho nueve o diez catas y no hemos hallado nada", señaló una integrante del equipo de arqueólogos que explicó que emplearán un georradar para acelerar el hallazgo de los restos óseos.

EPIDEMIA Mientras tanto, en Ejea, los primeros análisis de los huesos humanos encontrados durante las obras de construcción de un edificio en los antiguos terrenos de la fábrica de Orlando, han arrojado como resultado que se trata de esqueletos que datan de hace cinco siglos. Podrían ser víctimas de una epidemia.

El grupo de Izquierda Unida en el ayuntamiento de la localidad solicitó que se paralizaran los trabajos hasta tanto no se determine con exactitud la época del enterramiento. De hecho, el solar, que se halla en el barrio de Lallana, fue precintado por la Guardia Civil, a la espera de que se tome una decisión sobre las excavaciones. En cualquier caso, se descarta que los huesos procedan de la guerra civil, si bien también se ha apuntado que podrían ser del XIX.