Miles de personas invadieron ayer el casco antiguo de Barbastro para acercarse a los 324 puestos de venta montados en sus calles con motivo de la Feria de la Candelera, una tradición que se celebra desde hace más de cinco siglos.

Como cada edición, se repartieron 3.500 caretas y 7.000 candelas. Este año, a las dos zonas agroalimentarias habituales, con 80 puestos, se unirán otras dos de artesanía en las que se concentrarán una veintena de casetas.

Con más de 500 años de historia, la Feria de la Candelera está íntimamente ligada al espíritu comercial de la ciudad, como lo muestra que en sus calles se instalan vendedores de toda la geografía española y del sur de Francia.

Sus expositores, junto a los comercios y las asociaciones locales, ocupan la práctica totalidad del centro con una oferta de los más variados artículos, con la agroalimentación como recurso principal.

Organizada por el Ayuntamiento de Barbastro, la jornada comenzó a las ocho de la mañana y duró hasta las siete de la tarde, en 11 intensas horas. El Área de Desarrollo ha trabajado para distribuir los puestos desde la estación de autobuses hasta la avenida del Cinca, el puente del Amparo y la plaza del Sol.