Las pesquisas policiales a partir del hallazgo del cuerpo decapitado de Iván C. M., anteayer en su casa de la calle Conde Aranda de Zaragoza, dan prácticamente por segura la hipótesis del suicidio del exmilitar, de 33 años. Fuentes cercanas a la investigación explicaron que, según han podido determinar, el fallecido utilizó un cordón detonante anudado al cuello para quitarse la vida. La autopsia que le fue practicada ayer al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Aragón no desveló nada que rebatiera las hipótesis de los investigadores.

Este tipo de cordón detonante incorpora una pequeña cantidad de explosivo y una mecha interna, y se utiliza habitualmente en labores de demolición. Según las citadas fuentes, el empleado por Iván C. M. es de difícil obtención, de uso exclusivamente militar. Es un material al que recurre a menudo la Unidad Militar de Emergencias (UME), donde servía el fallecido hasta que fue apartado del servicio hace unos meses. Según fuentes de la investigación, sus problemas psicológicos --al parecer tenía un amplio historial depresivo-- habrían motivado su retiro de la vida militar.

SILENCIO El empleo de este tipo de explosivo no solo cuadra con el estado y la posición en el que se hallaron el cuerpo y la cabeza, y explicaría de dónde lo pudo obtener, sino que también encaja con el hecho de que los vecinos no oyeran ningún ruido sospechoso hace unos 20 días, cuando los investigadores calculan que falleció a juzgar por el estado del cuerpo.

Según explicaron las citadas fuentes, el explosivo no suena demasiado al detonar, y esto, combinado con el parapeto del sofá (tras el que se encontró el cadáver), y las toallas que también habría usado para amortiguar el ruido, habría conseguido que la explosión fuese prácticamente silenciosa.

El cadáver de Iván C. M. fue hallado el lunes por la tarde en su piso del número 30 de la calle Conde Aranda de Zaragoza. Los vecinos llevaban unos días oliendo mal en la escalera, y el hedor se intensificó anteayer. Por eso llamaron a la Policía Local, que a su vez dio aviso a los Bomberos al no poder franquear la puerta, cerrada por dentro. Estos accedieron por una ventana, y al descubrir el cuerpo en el salón, entre los desperdicios que abundaban en la casa, alertaron al Cuerpo Nacional de Policía. En las pesquisas, dirigidas por el Grupo de Homicidios, ha participado la Policía Científica y los TEDAX, que han analizado los restos del explosivo.