Ponerse a los mandos de un vehículo entraña todavía más riesgo de lo que por sí podría parece. La Administración impulsa campañas para reducir el número de muertes en la carretera, pero sin embargo oculta graves deficiencias en el estudio de los accidentes, la valoración médica de los conductores y el estado de la red viaria.

Así lo denunció esta semana un grupo de expertos en materias como la ingeniería, el derecho y la medicina durante la VII Jornada sobre la búsqueda de soluciones al problema de los accidentes de tráfico, organizada por la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza.

"El continuo deterioro de la seguridad vial nos ha empujado a recuperar estas jornadas", alerta el ingeniero Juan José Alba, con más de 20 años de experiencia en la investigación de accidentes a sus espaldas. Su equipo denuncia que los atestados elaborados por las policías autonómicas y locales y por la Guardia Civil, en ocasiones por el mismísimo Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (Erat), cuerpo de élite de la Benemérita, están plagados de errores y que no se hace nada por evitarlo. "Me dicen que voy contra la Guardia Civil, y nada de eso. Lo cuento con espíritu constructivo. Esta labor solo me ha servido para buscarme problemas", confiesa.

FALLOS

Errores de cálculo, despistes al no observar señales de tráfico en la vía, patinazos en principios básicos de la física, falta de escrupulosidad reproduciendo accidentes con modelos que distan entre sí 20 años de evolución mecánica y aerodinámica... La colección de pifias a ojos de un ingeniero parece más propia de una antología del disparate. Pero es parte del resultado de la tesis doctoral del ingeniero industrial y abogado Alberto Iglesia, en la que de los 180 accidentes analizados, el 35% de sus atestados presentaron errores de diversa consideración.

"En España, los jueces tienden a aceptar las conclusiones siempre que estas desarrollen las hipótesis que contienen el atestado inicial, que por ley goza de presunción de objetividad. Si en el informe se señalan errores objetivos, los jueces optan por la comodidad y toman por bueno el atestado", explica Iglesia.

Como un escenario del crimen contaminado, el proceso para esclarecer lo que realmente ocurrió en un accidente nace torcido desde el mismo momento del acopio de datos. Luego el fiscal de turno tratará de desvirtuar la existencia misma de las pruebas y hasta de las leyes de la física. Juez y fiscal se arrojarán en brazos del atestado tan objetivo como erróneo.

Por eso Iglesia, entre las conclusiones de su tesis, proponía la creación de un cuerpo de ingenieros forenses del Estado encargados de elaborar los dictámenes de conclusiones, un grupo de evaluadores que analice la corrección técnica de los atestados y comisiones investigación de accidentes graves por analogía con los siniestros aéreos.

La cifra de fallecidos en las carreteras españolas en el 2013 fue de 1.680 personas, un 12% menos que el año anterior. Y este verano, durante los meses de julio y agosto, descendió un 4%. Pero "la Administración habla continuamente del exceso de velocidad, el alcohol y las drogas como grandes causas de los siniestros, pero a la vez están tapando sus miserias", denuncia Alba.

Entre ellas la destacada por Juan Carlos Toribio, de la Asociación Mutua Motera, quien puso el énfasis en la responsabilidad que tiene la Administración para mantener las infraestructuras en un estado óptimo. Denunció un gran número de deficiencias técnicas mostrando imágenes espeluznantes de trampas en carreteras y caminos. Y Juan Manuel Reyes, su presidente, hizo un llamamiento a la sociedad para que se movilice y exija a los partidos políticos que actúen.