La psicología emocional y la psicología positiva van a constituir en los próximos años en la verdadera revolución educativa, tanto en las aulas como en la formación del profesorado.

Esta ha sido una de las conclusiones más destacadas del II Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar (CIIEB), que durante cuatro días se ha celebrado en la capital aragonesa con la asistencia de más de 600 personas.

La función que puede cumplir el desarrollo de los sentimientos en una próxima revolución educativa ha centrado uno de los debates principales de este encuentro, que se ha clausurado hoy con la lectura de conclusiones.

Entre ellas, hay una en la que instan a las administraciones educativas "a que incluyan las referencias a la inteligencia emocional en la normativa educativa" y en la importante función que han de cumplir las familias en este sentido.

Los docentes, profesionales e investigadores que han participado han hecho hincapié en que es importante impulsar el desarrollo de trabajos científicos que contribuyan a integrar la inteligencia emocional en los distintos ámbitos de la vida de un modo adecuado, según un comunicado del congreso, que resume las conclusiones más importantes.

La inteligencia emocional debe ser reconocida más allá del ámbito educativo y ampliarla al plano social, deportivo, laboral, sanitario o familiar ya que "está vinculada con muchos aspectos vinculados al bienestar, a la adaptación social o a la salud", según el presidente del comité científico del congreso, Santos Orejudo.

La ultima conferencia del congreso ha sido presentada por el profesor de la Universidad Loyola Andalucía José Antonio Muñiz, quien ha indicado que cuanto más positiva sea la comunicación con las personas que te rodean, más positivas son las relaciones con ellas.