La sociedad pública Expoagua no hará finalmente catas arqueológicas en la solera del puente de Piedra que va a rebajar para garantizar que pasen los barcos de la contratista del transporte fluvial en el Ebro. El jefe de Obras Especiales de la Expo y director del proyecto, Miguel Zueco, aseguró a este diario que no hará falta hacer una prospección, tal y como había exigido la DGA desde el primer momento, porque está previsto que haya un arqueólogo en todo momento para supervisar las obras.

Las catas arqueológicas fueron anunciadas a mediados de julio por el director general de Patrimonio, Jaime Vicente, que se sumó al propio dictamen de la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural. Este órgano dio su visto bueno a las obras de canalización del cauce, que supone rebajar un metro la actual solera de piedra del puente, con la condición de advertir de inmediato y de forma "obligatoria" a la Dirección General de Patrimonio Cultural "si en el transcurso de las obras y los movimientos de tierras apareciesen restos arqueológicos".

Esta prescripción se cumplirá a rajatabla, aunque Zueco le resta ahora cualquier importancia al hecho de que no se realicen las catas arqueológicas. A su juicio, no hay tal solera de piedra en el cauce porque está muy deteriorada en el ojo del puente que se va a actuar, aunque manifestó que si sale cualquier cosa se notificará de inmediato.

Pese a la fuerte oposición política, vecinal y ecologista, las obras se han retomado con la ejecución de un camino de servicio en la margen derecha, entre el puente de Hierro y el club Náutico, lo que permitirá en los próximos días crear una nueva península en el Ebro. El objetivo es secar el ojo del puente de Piedra para iniciar el rebaje, lo que implicará dos meses y medio de trabajos.

TRABAJO DE CAMPO De forma paralela, tres técnicos contratados por Expoagua comprobaron ayer en el cauce que no existía una colonia ni siquiera ejemplares de la margaritífera auricularia en el área de actuación. "Si encontráramos un solo ejemplar del mejillón del Ebro el proyecto de la navegabilidad por el puente de Piedra no podría seguir adelante", señalaron los biólogos a este diario.

Este molusco, en peligro de extinción y endémico del río Ebro y del Canal Imperial de Aragón, no viviría en el tramo urbano del cauce, según un estudio de campo encargado al investigador del CSIC Rafael Araujo por la propia Expoagua hace dos años entre los puentes del tercer cinturón y el de la Ronda Norte. No obstante, el Inaga, dependiente del Gobierno de Aragón, ha condicionado su aprobación a los proyectos en el Ebro a la puesta en marcha de un sistema de vigilancia que garantice la supervivencia de las náyades (moluscos bivalvos) que puedan habitar los fondos en los que se actúa.

Fuentes oficiales de Expoagua no aclararon a este diario por la tarde los resultados del sondeo, aunque señalaron que las obras contarán con vigilancia de biólogos especializados. "Su trabajo se extenderá a toda la zona afectada y durante el tiempo que dure el movimiento de tierras en el cauce", especificaron.