Narciso Juliá tomó ayer las riendas del Girona tras la destitución, el pasado domingo, de Cristóbal Parralo debido a los malos resultados, Juliá fue futbolista del Real Zaragoza durante la década de los ochenta y, tras retirarse, dirigió a los juveniles del club antes de marcharse a Gerona y regresar para convertirse en segundo entrenador de Víctor Fernández. Juliá fue jugador y secretario técnico del Girona, por lo que ahora abre su tercera etapa en el club catalán.

Juliá fue presentado ayer en sociedad y aseguró que no podía negarse al ofrecimiento "del equipo de mi vida", junto al Real Zaragoza, en una situación tan comprometidal "Tras unos años de ayudante con Víctor Fernández, el pasado verano ya había decidido buscar alguna oportunidad para ir en solitario y abrir un nuevo camino en mi vida futbolística", recordó. Juliá reconoció que si está ahora en Girona es porque la situación "no es buena y, por lo tanto, el reto actual es cambiar la dinámica y tirar para arriba", circunstancia que según el nuevo técnico sólo puede hacerse "con carácter y personalidad".

"El equipo es mucho mejor de lo que demuestra su clasificación (penúltimo), con lo que habrá que trabajar especialmente el tema psicológico y de desconfianza actual, aunque el margen para hacerlo es cero", reconoció. Juliá ha firmado hasta final de temporada y estará acompañado en esta nueva experiencia por un nuevo cuerpo técnico, en el que también estará Jordi Melero, exjugador del Girona, y un preparador físico por concretar.