El sociólogo Mario Gaviria Labarta, Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, falleció ayer a los 79 años en Zaragoza, localidad en la que residía habitualmente a pesar de su origen navarro, concretamente de la localidad ribereña de Cortes. Gaviria ha sido considerado como uno de los sociólogos más influyentes de España en la segunda mitad del siglo XX debido a sus aportaciones en el ámbito de la sociología aplicada al mundo rural y urbano, al ocio y al turismo. De hecho, fue uno de los principales estudiosos del fenómeno de Benidorm, localidad a la que estaba también estrechamente vinculado.

Formado en Zaragoza, donde cursó estudios de Derecho, también vivió en Inglaterra y Francia, países en los que se introdujo en los ámbitos de la economía y la sociología. Considerado un discípulo del francés Henri Lefebrve, destacó también por su contribución al movimiento ecologista y su postura abiertamente antinuclear. En la Comunidad Foral trabajó como profesor en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Navarra y en la Universidad Publica de Navarra.

Gracias a sus numerosas publicaciones y ensayos, Gaviria recibió a lo largo de su vida galardones como el Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, el Premio Sociedad y Valores Humanos en 2006 y la Cruz de Carlos III El Noble otorgada por el Gobierno de Navarra en 2016. Asimismo, dada su extensa relación con Zaragoza, el ayuntamiento de la localidad le distinguió con el título de Hijo Predilecto en el año 2003, siendo alcalde el fallecido José Atarés.

Gaviria, al que le gustaba veranear en su localidad natal según fuentes próximas, padecía desde hace unos años una enfermedad degenerativa que, sin embargo, no le impedía continuar planificando proyectos o trabajar en publicaciones y ensayos. De hecho, hasta hace muy poco era su presencia en actos relacionados con los aspectos en los que se especializó a lo largo de toda su vida.

A lo largo de su trayectoria también tuvo estudios para la polémica, como el libro coescritro con Enrique Grilló en 1975 titulado Zaragoza contra Aragón, que dio espacio durante años al tópico de que la gran concentración de población en la capital hacía daño al resto de la comunidad. Una tesis que durante años estuvo muy vigente y que hoy está ya desterrada, al considerarse que precisamente es uno de los motores de la comunidad.

También fue conocida su oposición a la implantación de Opel en Figueruelas. De hecho, presidió una plataforma contraria y justificó los efectos que, a su juicio, serían negativos para la comunidad. Una tesis que también fue muy polémica.