Un ganadero de 55 años, Javier Sánchez Abadía, falleció anteayer en la localidad zaragozana de Sábada al sufrir un accidente en su granja de engorde de porcino, en la que se le cayó encima parte de un silo de grano roto y el contenido del recipiente. El hombre fue despedido ayer en un funeral multitudinario en el municipio cincovillés. «Ha venido muchísima gente, el pueblo está consternado, al ser una persona tan joven y un accidente tan desgraciado», explicaba el alcalde, Santos Navarro.

Otras fuentes del municipio constataron que los vecinos están «en shock», ya que Sánchez era una persona «muy querida» y «muy conocida». No en vano, además de ser ganadero era el encargado de conducir el autobús escolar de la zona, por lo que quien más quien menos tenía trato con él. El fallecido estaba casado y tenía dos hijos.

El siniestro, según detallaron fuentes de la Guardia Civil y de los Bomberos de Zaragoza, tuvo lugar a una hora indeterminada de anteayer, cuando el hombre había ido a trabajar a su granja. Por causas que se investigan, el embudo del silo se rompió cuando él estaba debajo, dejándole atrapado entre aquel y la pared, y posteriormente sepultado por el pienso.

Su familia, extrañada de que tardara tanto en volver a casa y al no contestar al teléfono móvil, se desplazó a la granja y descubrió el depósito roto y el grano desperdigado. Dieron aviso a emergencias, sobre las 22.00 horas, y hasta el lugar se trasladaron efectivos de la Guardia Civil, bomberos de la Diputación de Zaragoza del parque de Ejea y sanitarios del 061. Solo pudieron rescatar el cuerpo, ya que el hombre llevaba un tiempo fallecido.

El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), y al constatarse la causa de la muerte, a todas luces accidental, el funeral pudo celebrarse ayer en Sádaba.

Según los últimos datos del Instituto Aragonés de Estadística, hasta el mes de marzo se habían producido en Aragón 3.798 accidentes laborales, de los cuales 27 dejaron heridos graves y 8, fallecidos.

A estos habría que añadirles este en Sádaba y el de la pasada semana en Codos, con el fallecimiento precisamente de otro ganadero, un pastor arrastrado por la crecida del río Grío cerca del redil de sus ovejas.