Javier G. A., el zaragozano detenido por montar la imprenta de billetes falsos más importante en este momento en España, estaba orgulloso de lo que había conseguido en menos de un año de actividad. Y es que durante la entrada y registro del local llegó a explicar cómo desarrollaba su labor diaria ante los agentes del Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.

Fue, según fuentes consultadas por este diario, algo voluntario que sorprendió a los agentes, ya que posteriormente se acogió a su derecho a no declarar. Lo hizo ante las bolsas de basura en las que guardaba 140.000 euros de papel moneda que tenía listos para ser introducidos en el mercado y el material que le hubiera permitido enriquecerse, ya que, gracias a este golpe policial, se evitó la circulación de 1,3 millones de euros simulados. También tenía 660 dólares copiados.

Los investigadores definen a Javier G. A. como una persona «meticulosa y perfeccionista» hasta el punto que el cambio del modelo de billete de 50 euros llevado a cabo el pasado mes de abril no supuso para él ningún problema. Era, según fuentes policiales, un reto que debía perseguir y que, en vista del resultado, lo consiguió. Para ello llegó a realizar jornadas maratonianas de hasta 16 horas para mejorar sus billetes. Dormía, en ocasiones, en el local que había alquilado en el número 23 de la calle Augusto Borderas.

PREOCUPACIÓN / El desmantelamiento de dicha imprenta ha generado alarma entre el pequeño comercio de la capital aragonesa. «Vamos a tener que ir con ojo porque la Policía dice que hay billetes falsos por ahí», señalaba Carlos, un carnicero que reconocía que él suele utilizar un rotulador de los que detectan si el dinero del cliente es falso o no. Sara, que trabaja en una óptica, resaltaba que en su establecimiento dispone de una máquina que «habrá que darle más uso». «El problema está en que nadie nos alerta de que hay remesas de dinero falso de circulación», criticaba, al tiempo que lamentaba que «no se hagan campañas informativas dirigidas a ellos sobre la puesta en marcha de los nuevos billetes».

Mientras en las papelerías están a la venta los rotuladores, que son más populares, ya que tienen un coste de 2,80 euros frente a los 170 euros de las máquinas.