La familia de Naiara, la niña asesinada presuntamente por el hermano de su padrastro en Sabiñánigo, agradeció ayer públicamente las muestras de apoyo recibidas a raíz del crimen e informó de que ya han enterrado a la menor en la intimidad.

En un comunicado difundido a través de los Servicios Sociales de la comarca del Alto Gállego, la madre y el padrastro de la niña, Mariela y Carlos José, agradecían «las muestras de cariño y apoyo» del ayuntamiento, la comarca y los vecinos de Sabiñánigo. «Ha sido muy doloroso para nosotros», explicaban, a la vez que comunicaban que habían enterrado anteayer a la niña «en la más estrictra intimidad» en el cementerio de la localidad oscense.

Con la menor ya reposando en el camposanto, la jueza que instruirá el caso, titular del Juzgado número 1 de Jaca, se hizo cargo ayer de la causa, después de que su compañera del juzgado número 2, de guardia, tomase declaración al presunto asesino, Iván Pardo, y le enviase a prisión provisional una vez que hubo reconocido el crimen.

Las diligencias siguen bajo secreto de sumario y el Tribunal Superior de Justicia de Aragón no informó ayer de ningún avance significativo en las pesquisas. Presumiblemente, la jueza tomará declaración a los integrantes de la familia, para descartar posibles negligencias en la vigilancia de la menor, dados los malos tratos previos que los sanitarios y los forenses acreditaron en el cuerpo de la niña.

ABOGADO

Mientras la familia materna de Naiara la enterraba, el padre biológico, el argentino Manuel Briones, continuaba ayer en Chile, donde está afincado, intentando realizar gestiones para viajar a España y repatriar al menos el cuerpo de su hija. Según explicó, el abogado Marcos García Montes se ha puesto en contacto con él para ayudarle.

Briones explicaba anteayer a este diario que la madre de la niña le dijo en una ocasión que iba a denunciar al presunto asesino después de que este le «había hecho algo, le había pegado». Ayer precisó que lo último no se lo llegó a decir, sino que él lo dedujo porque «por gritar o insultar a una niña no vas a denunciarle», explicaba.

Estos insultos o desprecios sí que le constaban de otras conversaciones, ya que según le contaba la mujer el presunto asesino le decía a la niña que «no era de la familia». Las sobrinas de Iván Pardo -hijas de su hermana, cuya tutela tenía la abuela hasta que le fue retirada anteayer- explicaron a la jueza que su tío «tenía manía» a la menor, según reflejó la agencia Efe, citando fuentes de la investigación.

Según estas mismas fuentes, que tachaban al detenido de «bestia humana», Iván Pardo tenía interiorizado el maltrato como forma de educación, hasta el punto de verlos «normales». Poco tenían de ello las lesiones de la niña, que desde el primer momento hicieron ver a los sanitarios que no eran de caerse por las escaleras, como dijo su tío.