Dejar el coche o la moto aparcada bajo un árbol es todo un peligro. Y sentarse en un banco, una misión imposible. Las palomas torcaces que habitan en Zaragoza provocan una gran suciedad en la ciudad por sus excrementos, sobre todo en aquellas zonas con un arbolado más frondoso, como sucede en la Margen Izquierda, en los alrededores del parque Tío Jorge o el barrio de la Jota. El centro tampoco se libra. El paseo Constitución, Echegaray y Caballero, Fernando el Católico o Sagasta también son objetivo de los excrementos de estas aves. FCC ha intensificado las labores de limpieza destinando 13 equipos para eliminar el rastro de excrementos.

Desde el área de Medio Ambiente explicaron que, aunque conscientes del problema, no existe ningún plan de control sobre esta especie. Tampoco desde Salud Pública. A diferencia de la colonia de cotorras, que sí están controladas, no se ha elaborado un censo de cuántas torcaces hay en la ciudad, ni se ha llevado a cabo un proceso para eliminar poco a poco el número. A diferencia de las cotorras, con grandes nidos fijos y fáciles de identificar, las torcaces no tienen sitios concretos donde poner sus huevos provocando que su identificación sea muy complicada, apuntaron desde Medio Ambiente.

El encargado general del Servicio de Limpieza de FCC, Miguel Marco, explicó que destinan los 13 equipos de limpieza de baldeo con agua de alta presión para tratar de minimizar el impacto. Según relató, aunque están todo el año, en primavera y verano el problema se agrava. Aunque las aves están repartidas por la ciudad, hay puntos fijos en los que actúan casi a diario debido a la intensa suciedad que provocan sus excrementos.