Alquézar tiene una fuerte vinculación con la montaña. De ahí que la Federación Aragonesa de Montañismo instalara allí hace unos años una escuela que se encarga de la formación de guías para deportes de aventura.

La escuela, gestionada por Prames, permanece abierta todo el año e imparte las modalidades prácticas para obtener el título de guía de montaña, con especialidades como el barranquismo y la escalada. Cuenta con un restaurante y un albergue dotado de 75 plazas.

«Esta instalación le da mucha vida a Alquézar», afirma el francés Lucas Grimaldi, que está al frente del servicio.

«Vienen grupos de escolares franceses y españoles que realizan distintas actividades, desde escalada a descenso de barrancos», informa.

Entre los servicios ofrecidos por la escuela de montaña figura un rocódromo en el que se puede graduar el grado de inclinación de las paredes para aumentar o disminuir la dificultad.

El centro ha adquirido un gran auge y dispensa títulos y formaciones que tienen validez en toda Europa.

PASARELAS // Esta formación sobre el terreno supone «un aliciente más» dentro de la oferta que presenta Alquézar, señala su alcalde, Mariano Altemir.

«Tenemos 200.000 visitantes anuales y una gran mayoría viene por actividades en la montaña, hasta el punto de que las pasarelas que bajan al río Vero registraron el año pasado 114.000 usuarios», precisa.

De hecho, los puentes colgantes requieren un constante mantenimiento, lo que ha llevado al consistorio a estudiar la posibilidad de cobrar «una cantidad simbólica» por su uso, del orden de un euro o euro y medio. Es más: estas estructuras tendrán que pasar «una especie de ITV anual» para garantizar su seguridad.