Félix Vicente Azón (Almunia de San Juan, Huesca, 1955) es uno de los cinco jueces díscolos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que han pedido al presidente del consejo, Carlos Dívar, que dimita. Hoy se celebra la reunión para debatir la petición, pero hay discrepancias en el procedimiento.

--¿Por qué han dejado solo al magistrado Gómez Benítez en el empeño de echar a Dívar?

--No se trata de eso, él ha pedido la remoción, que los jueces del CGPJ votemos echarle, nosotros --otros tres magistrados y Azón--, creemos que hay que pedirle que se vaya él. Y el mismo Gómez Benítez también está de acuerdo en esta opción. Él tiene todo el derecho a hacer lo así, pero yo lo habría planteado de otra manera. Creo que lo mejor para la Justicia es que se pueda ir con cierta dignidad.

--¿Se pide que dimita por imagen o ven algo sospechoso en los viajes del presidente?

--No entramos a valorar si lo que ha hecho es ilegal o inmoral. El Tribunal Supremo ha dicho que no hay delito, y la Fiscalía también. Tampoco pensamos que los hechos tengan que ver directamente con la moral, aunque es importante. La cuestión es que es juez, un servidor público y, como la mujer del César, no solo ha de ser honrado sino parecerlo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha llegado a decir que la vida privada de los jueces está sometida a sus deberes deontológicos. Por ejemplo, alguien que esté todo el día borracho, o se salte las señales, no debería ser juez. El ciudadano tiene que percibir que puede fiarse de la Justicia.

--¿Por qué cree que Dívar se niega a explicarse ante la sociedad? ¿Es que es inexplicable?

--Yo no estoy en la cabeza de nadie, ni estaba en Marbella. Quiero pensar que no ha habido nada malo, y creo que él es una buena persona. Pero el problema es el que usted señala, que no se han dado explicaciones suficientes.

--¿Pero qué intuye?

--Soy juez, no me puedo dejar llevar por mis intuiciones, imagínese que lo aplicara en un juicio, "a mí me parece que usted..." (ríe). Solo digo que hemos de comportarnos de forma que podamos explicar todo lo que hacemos. Y no solo tenemos que poder explicarnos ante la ciudadanía, sino que tenemos el deber de hacerlo.

--¿Cree que tienen el apoyo de los 12 vocales necesarios para que salga adelante hoy la solicitud de dimisión?

--Será una cuestión de conciencia de cada juez, hay algunos que pensarán como nosotros y otros no. Lo que hemos decidido es hacer un planteamiento que, a nuestro juicio, constituye una salida digna para la situación, para la carrera judicial y para el juez como persona, en este orden. Se ha hecho tanto daño a la imagen de la Justicia que es hora de iniciar un camino de regeneración pública, de explicaciones a la sociedad. El 99% de los jueces son honestos y trabajan mucho, la ciudadanía puede confiar en ellos. Hay que explicar que nuestra labor es un servicio a la sociedad.

--Si se consigue que dimita, ¿implicaría que ya no habría explicaciones?

--Entraríamos en un planteamiento personal, distinto al profesional. Una vez que no sea presidente del CGPJ, que haga lo que quiera.

--¿No cree que la negativa del Tribunal Supremo a investigar el caso no contribuye a dar buena imagen?

--No es decisión nuestra, no puedo entrar a criticar al Supremo porque tendrá razones que yo desconozco. Los 14 jueces más sabios de España han tomado esta decisión, y hay que respetarla. Saben lo que hacen.

--Pero tendrá su opinión, ¿no suena a broma de mal gusto tanto viaje oficial a Marbella?

--Por eso estamos aquí, si fuera fácil de entender no se habría armado tanto escándalo. Yo viajo mucho a Barcelona, porque vivo allí, y mucho a Zaragoza, porque tengo allí a mi familia. Lo puedo justificar y nadie me dice nada.

--¿Le parece que hay cierta caza de brujas contra Dívar por motivos ajenos a los viajes a Marbella en sí?

--Sé a qué se refiere, y creo que hay un linchamiento moral al presidente que no comparto en absoluto. Se hace guasa y broma con cuestiones, suposiciones o malos entendidos relacionados con su vida personal que no vienen al caso. Los que lo hacen, se equivocan. Este linchamiento no nos ayuda, es más claro si ceñimos la cuestión a la que es, porque si no pasas más tiempo tratando de explicar lo superficial que el fondo del asunto.

--¿Qué le parece el revuelo que ha levantado el proyecto del CGPJ sobre la Ley de Reforma de la Planta Judicial?

--El revuelo es lógico, pero hay que pensar que es solo una propuesta, nosotros no tenemos capacidad de cambiar nada. Abrir el debate es necesario, pero en Aragón creo que se ha creado una alarma excesiva. Lo que está claro es que nada es gratis, y en esta situación hay que pagar un precio por tener un juzgado en la puerta de casa. Pero también es cierto que si hay poco dinero, este sería un sector en el que gastarlo.

--¿Usted se implicó en la redacción de la parte aragonesa?

--La verdad es que no, solo en los principios generales. El territorio es complicado, y tendrá que contar con el consenso de los operadores jurídicos implicados, como ya se está negociando.

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