Emiliana A. N. ha sido condenada a tres meses de prisión y una multa por falsedad en documento oficial y un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros por inscribir como familiares suyos a compatriotras guineanos, con el fin de que obtuvieran la residencia legal en España, por reagrupación familiar. Una solicitud perfectamente legítima si no fuera porque la documentación era falsificada, y porque no fue muy discreta a la hora de la tramitación: llegó a inscribir a 13 compatriotas guineanos como sus hijos, y a cinco de ellos como nacidos en el mismo año, en partos distintos, lo que hubiera sido todo un portento biológico.

Finalmente, en cualquier caso, ha sido condenada solo por dos casos, ya que la mayoría de los episodios estaban prescritos cuando fueron detectados por las autoridades. La pena se restringe a los trámites con partidas de nacimiento falsificadas de Nicasio M. A. (a quien inscribió como su padre, y que está en paradero desconocido) y la de Martina Y. E. A., quien, defendida por Eva Parra, aceptó una condena de tres meses de cárcel y una multa de 360 euros.

Era bastante menos de lo que solicitaba la Fiscalía, pero se le retiró el delito contra los extranjeros y además se le aplicó la atenuante de dilaciones indebidas, por los retrasos injustificados y otros avatares que ha sufrido el proceso. En cualquier caso, la mujer reside legalmente en España por otras vías ajenas a esta adopción, por lo que no afectará a su situación en el país.

La triquiñuela es relativamente habitual, y se da particularmente en países que tienen relación histórica con España, como es el caso de Guinea Ecuatorial. Así lo pusieron de manifiesto unos agentes de la Policía Científica especialistas en documentos durante otro juicio por el mismo tema, hace ya cinco años. Afrontaba doce años de prisión.

El hombre alegó entonces que era una costumbre legal en su país que un miembro destacado de la tribu inscribiese como propias a hijas de madres solteras. Pero no fue exonerado por eso, sino porque no se demostró que falseara los documentos y porque no existían partidas de nacimiento guineanas originales con las que comparar las supuestamente falsas, ya que el Gobierno africano no las remite.