"Mi abuelo hace turbantes", exclamaba ayer orgulloso durante una representación teatral uno de los 120 niños que participaban en la jornada lúdica por la integración social organizada en Zaragoza por la Obra Social La Caixa. Una muestra del origen diverso y multicultural de los chavales, de entre 6 y 12 años, que poblaron el centro cívico de la Estación del Norte. Pertenecen en su mayoría a familias con riesgo de marginación o desestructuradas, pero también había hijos de empleados de la entidad financiera. Una mezcolanza de situaciones sociales con iguales pasiones e ilusiones.

Era la fiesta pirata, donde los pequeños dieron rienda suelta a su imaginación. Ajenos a la crisis y a las dificultades de su entorno, su reto ayer era limpiar el mar de toda contaminación. Bajo este hilo conductor, desarrollaron una larga lista de actividades recreativas y socioeducativas donde hubo de todo: talleres de disfraces, tiro de soga, chocolatada, hinchables...

En uno de episodios de la jornada, los piratas Calzasrojas y Calzasnegras --del grupo de cuentacuentos Puntakun-- narraban sus andanzas por el mundo, por lugares que a muchos de los pequeños no les resultaban lejanos dado su origen inmigrante. "Estuvimos en Marruecos, lo conocéis", preguntaban. "Es mi país", decía risueño un niño.

"Quiero ser médica"

La iniciativa de ayer, impulsada por la Asociación de Voluntarios de La Caixa en Aragón, sirvió de punto de encuentro de las entidades aragonesas que participan en el programa CaixaProinfancia. Esta red formada por YMCA Aragón, Fundación Federico Ozanam y Hijas de la Caridad trabaja por la inclusión social en los barrios más conflictivos de la ciudad. Un tejido asociativo que apoya a estos niños con tareas de refuerzo escolar o con ayudas, por ejemplo, para la compra de gafas.

"Es un trabajo que se desarrolla durante todo el año y que hoy celebramos, como colofón, con esta fiesta infantil", explicaba Sandra Usón, gestora de acción territorial de la Fundación La Caixa en Aragón y La Rioja.

"A mí lo que más me gusta es el baile", señalaba Chaina, una extrovertida niña de 9 años, de padres marroquíes pero nacida en España. Le "encanta Zaragoza" y de mayor "quiere "ser médica" para "curar enfermos", explicaba con desparpajo. "Yo profesora", señalaba a su lado su amiga Jaydi Nguema, de padres guineanos. Ambas viven en el barrios de Delicias y participan a lo largo del curso escolar en actividades promovidas por Caixaproinfancia.

"Con jornadas como esta te das cuenta de que entre los niños de estas edades no hay exclusión, eso se sufren lamentablemente cuando son más mayores", comentó Máximo Abadia, director de una oficina de La Caixa en Zaragoza y que ayer participó como voluntario.

Y como broche a tan agitada jornada, los pequeños trataron de relajarse con la sesión de reiki que despidió la fiesta.