En los últimos años, el inicio del curso y, con él, la aplicación de la jornada continua, suponía que varios colegios se vieran obligados a aplazar la apertura de sus comedores. El sistema de becas implantado por el anterior Ejecutivo no incluía este periodo lectivo entre la cobertura de la ayuda, lo que suponía el cierre de determinados comedores en los que la mayor parte de sus comensales o incluso todos ellos eran becados.

Pero esta clausura por falta de usuarios ya es historia. Hoy, cientos de niños miembros de familias con escasos recursos podrán quedarse a comer en el colegio. Y lo harán ya durante todo el curso una vez que el Departamento de Educación haya decidido que la beca también cubra el periodo de jornada continua, tanto en junio como en septiembre. "Nuestros 100 comensales son becados y, aunque en junio sí habíamos podido abrir gracias a colectivos como Ayuda en Acción, hace cuatro años que no dábamos comidas en los primeros días del curso, lo que nos satisface, sobre todo, porque las familias están muy contentas", asegura Charo Blanco, directora del Ramiro Soláns, uno de los seis colegios que podrán abrir tras años sin hacerlo.

El Antonio Beltrán será otro. El 85% de sus comensales durante el curso son becados, como los 35 que se quedarán a comer hoy en el colegio. "Les hemos avisado a todos y a muchos les ha pillado de sorpresa, pero todos se han alegrado mucho", indica Félix Val, su director.

SIN RECURSOS

Se trata de niños de familias con muy pocos ingresos --para acceder a una beca de comedor de la DGA había que acreditar unos ingresos familiares inferiores a 532 euros mensuales-- que, en muchos casos, disfrutarán de su única comida del día. "Se cubre una parte importante de sus necesidades. Para ellos, tener un primer plato, un segundo y postre es una fiesta", recalca Blanco. "Puede que para nosotros suponga algo más de trabajo, pero también luchamos por estos aspectos para que estos niños con muchas necesidades tengan la comida asegurada durante unos días más".

No serán muchos. El periodo de jornada continua se ha acortado este año y tan solo se prolongará hasta el día 21, cuando también habrá clases por la tarde. "Pero estos siete días son muy importantes", matiza la directora del Andrés Manjón, Soledad García. En su caso, el cambio de configuración de la ayuda beneficiará a 73 becados de la DGA, que se complementan con otros alumnos que reciben el respaldo del ayuntamiento y un convenio con Ayuda de Acción y otro con La Caixa. En total, 118 becados. "Será un gran día para ellos", subraya.

Como en el Luis Vives, donde solo uno de los 56 usuarios del comedor es de pago. Todo está listo, incluido el personal. "El esfuerzo será mayor, pero nada comparado con las ventajas que creemos que esto supone para las familias", indicaron desde la dirección.

En el Santo Domingo también se ultimaban detalles de cara al gran día. 78 becados --ampliados por subvenciones de Aldeas Infantiles, el Plan Integral del Casco Histórico (PICH) y, previsiblemente, del ayuntamiento. "No parecía lógico que, si se habían desarrollado proyectos de apertura del servicio y este estuviera abierto en vacaciones, cerrara durante el curso", esbozaban desde el equipo directivo.

El cambio también facilita la gestión. "Algunas ayudas eran anuales y otras se renovaban periódicamente", recuerdan desde el centro, que recibía pagos fraccionados de hasta un euro de los 6 que las familias becadas por la DGA debían asumir --desde este curso la beca cubre ya el 100% del servicio--

En el Fernando el Católico también se vivirá una jornada especial. Con 86 niños becados, el comedor, por fin, podrá abrir en septiembre. "Es una gran satisfacción para todos", apuntan desde el centro.