La fiscalía ha llevado ante el Juzgado de Menores de Huesca a una de las primas de Naiara, la niña de 8 años asesinada en Sabiñánigo tras sufrir una brutal paliza a manos de su tío político, tras valorar su posible implicación en un presunto delito continuado de violencia en el entorno familiar.

Según han informado a Efe fuentes judiciales, la decisión del ministerio público está adoptada a la luz de los distintos testimonios recogidos en el sumario que elabora la instructora de Jaca por un presunto delito de asesinato contra el encausado, Iván P.P., de 33 años.

Los testimonios recogidos y las investigaciones desarrolladas ya llevaron a la juez a considerar como investigados a la abuelastra de la niña y al actual marido de la madre, padrastro de Naiara, por un presunto delito continuado de maltrato a un menor en el ámbito familiar.

La juez no aprecia que ninguno de los dos tuvieran conocimiento de las torturas que sufrió Naiara antes de morir, pero valora la posibilidad de que conocieran los castigos que infringía el presunto asesino a la niña.

Las pruebas practicadas también han puesto de relieve la posible implicación de las menores en el maltrato continuado sufridos por la niña tras determinarse que el tío les encargaba participar en los castigos mediante turnos de vigilancia hechos para comprobar que se cumplían con la severidad planteada.

Apunta la fiscalía que la participación de una de las sobrinas puede ser objeto de reproche penal, por lo que ha acordado su traslado al Juzgado de Menores de Huesca para su valoración.

La decisión de la fiscalía se produce días después de hacerse pública al declaración prestada por el presunto asesino, quien reconoció ante la juez los hechos imputados con el fin de conseguir que la niña "cambiara" su comportamiento, obedeciera y tuviera "mayor respeto" a los mayores.

Una declaración en la que el encausado hace un pormenorizado relato de las crueles torturas sufridas por Naiara al tiempo que repetía que "no era su intención" matarla.

En dicha declaración, el presunto asesino admite que obligó a sus sobrinas, bajo amenazas, a colaborar en los castigos que finalmente causaron la muerte a la niña.