--¿Cómo llega a la presidencia de Fapar?

--Llevo ocho años en la junta de la federación y el anterior presidente, Juan Ballarín, me lo propuso hace unos meses. Lo valoré como una gran experiencia y me convencieron. Tenía la sensación de que, si no aceptaba, me iba a arrepentir, así que lo vamos a intentar.

--¿Qué le movió a dar el paso?

--La defensa de la escuela pública, a la que creo que se le está atacando en favor de otro tipo de servicios.

--Explíquese.

--Estamos ante un momento especialmente delicado y creo que se está cambiando la mentalidad de la sociedad hacia la sensación de que lo gratis no es bueno y de que las familias deben afrontar copago en todo tipo de servicios. Yo, en cambio, sueño con una escuela pública para todos. No es un ataque hacia la concertada y es que lo creo así.

--¿Y ese cambio de mentalidad está promovida desde algún sector?

--Desde la política. Y tiene arreglo desde una base social que pasa por un cambio de política.

--¿Qué es lo que más le preocupa?

--La participación y acercarme a las Ampas y a las distintas asociaciones haciéndolas partícipes del trabajo de Fapar. Me preocupa que la federación siga fuerte y para ello necesita el apoyo de las asociaciones y financiación. También me preocupa mantener la línea trazada por Juan (Ballarín) respecto a la relación con los sindicatos y mantener el consenso con ellos.

--La relación con ellos ha mejorado considerablemente en los últimos años...

--Así es. Y espero ser capaz de que continúe así.

--¿Falta implicación de las familias en la comunidad educativa?

--Cuando pasas al otro lado también adquieres una visión más acorde. Estuve diez años en el AMPA de un colegio y otros tres en el instituto y la participación viene siendo buenísima. Son pocos pero implicados y creo que es una sensación general. De hecho, creo que no veo mucho cambio y, si lo hay, ha sido a mejor.

--¿Cree que se están dando pasos hacia la implantación de la jornada continua?

--Como federación tenemos que defender lo que consideramos garante de igualdad y siempre nos pareció que la jornada partida garantiza más la misma educación para todos los niños. El año pasado se acordó con los sindicatos que, si la Administración daba el paso hacia la jornada continua, los firmantes impedirían que se llevara a cabo sin unas líneas rojas marcadas. Lo más importante es que fuera con una elección libre de la mayoría de los padres, pero, si la Administración da el paso, trataremos de que se cuidara eso.

--¿Y cree que lo dará?

--Desde el departamento ya se ha dicho que, en esta legislatura, no. Pero creo que en la próxima, si siguen en el Gobierno, sí.

--Su mandato comenzó con una buena noticia para las familias: la apertura de la demandada tercera vía en el colegio Sáinz de Varanda...

--Fue una alegría enorme. Conozco bien ese colegio y merecen esa noticia porque han trabajado muy bien y muy duro. Han conseguido su objetivo a base de esfuerzo y valentía o ojalá esas tres vías se mantengan.

--¿Cómo afronta la aplicación de la LOMCE, la reforma educativa del Gobierno?

--Me preocupa e indigna porque ha sido una ley no consensuada que se va a convertir en una carrera de obstáculos para los niños ya que no se evalúa al sistema, sino a ellos. Hemos intentado informar a las familias y llevar este tema a la máxima cantidad posible de colegios.

--¿Y la apertura de comedores en verano?

--Es una medida escasa y precipitada. Hay muchas carencias por resolver que la Administración debería tener en cuenta. Hace pocos días la consejera negaba la necesidad de abrir comedores escolares en verano en nuestra comunidad, desoyendo las voces de diferentes colectivos. Posteriormente, el ministerio, a instancias de la Defensora del Pueblo, comunicaba a las comunidades que disponían de una partida que en Aragón ascendía a 700.000 euros.

--¿Cómo recibieron la noticia de esta financiación extra?

Fapar recibió esa noticia con satisfacción, así como que la consejera admitiese la necesidad de apertura de comedores. Confiábamos en que las Administraciones estudiasen con seriedad y rigor las necesidades y actuasen en consecuencia ante un problema social de primera magnitud, pero nuestras expectativas no se van a ver cumplidas.

--¿Por qué?

-- Se exige a las familias que hagan una nueva solicitud y aporten de nuevo documentación y se descarta a quienes han tenido la necesidad, pero por distintas razones no han tenido la ayuda durante el curso. Además, no se incluyen los meses de junio y septiembre. Se entendería que a junio no se pudiera llegar por razones obvias, pero no contemplar el mes de septiembre es ratificar el error acumulado en las convocatorias del departamento. Solo se contempla el comedor de lunes a viernes, sin considerarse otras medidas para que se incluyan también los fines de semana y los festivos, en los que evidentemente, la necesidad seguirá existiendo en esas familias. Se excluye a los niños de la posibilidad de realizar actividades, admitiéndolos en el centro solo para comer, señalizando su precariedad y agudizando el estigma que supone asumir no disponer de recursos para alimentarlos.

--También se ha criticado el escaso plazo para realizar la solicitud.

--Sí, por si estas trabas no fueran suficientes, el plazo para solicitar la ayuda va del 20 al 24 de junio, sin tiempo para informar ni para que las familias tramiten la solicitud.

--Asimismo, han reclamado que se facilitara el transporte a estos niños...

--En el caso de Zaragoza y dadas las dimensiones de la ciudad, debería contemplarse el desplazamiento de estos niños al centro asignado, como debería contemplarse la ayuda para menores, no solo para alumnos de Infantil y Primaria, pues también somos conocedores de adolescente que están pasando hambre. Por todo ello, Fapar lamenta que una iniciativa que podría haber resuelto el problema de muchas familias, se convierta en una forma de cubrir un expediente, sin tener en cuenta lo verdaderamente importante que es atender la alimentación de los menores y ver cómo se da cobertura social a la propia familia para paliar su necesidad.