El descubrimiento de los posibles restos mortales de los tres Reyes Magos, en Milán en el año 1158, y su posterior traslado (en 1164) a la catedral de Colonia, fue un acontecimiento trascendental para el repunte de la piedad popular cristiana por la Epifanía (manifestación) de Jesús y adoración de los Reyes Magos.

Esta idea se halla asímismo enmarcada en el entusiasmo por el culto a las reliquias, propio de la época, y el inicio de la costumbre de representar el nacimiento de Cristo, atribuida a san Francisco de Asís, en el año 1223, en la localidad italiana de Greccio.

Y fue en aquel contexto histórico medieval en el que se redactó --en la ciudad de Toledo-- el Auto de los Reyes Magos, considerado la primera obra teatral española. Y es que el teatro, según la mentalidad teocéntrica de la Europa medieval, se concebía como el medio idóneo para manifestar la "gloria de Dios", ya que como hijos suyos, las personas no dejamos de ser meros actores en el gran teatro del mundo.

Asimismo, el teatro popular religioso se concebía como un gran acto de fe estructurado en tres ciclos: el de la Navidad (nacimiento de Jesús y adoración de los Reyes Magos); el de Pascua (pasión y resurrección de Cristo), y el hagiográfico (consistente en la representación de vidas de santos, como por ejemplo, las sanantonadas, para el 17 de enero, festividad de San Antonio Abad).

Por otro lado, El auto de los Reyes Magos tuvo su continuidad en los relatos populares de la adoración, inspirados principalmente en la escena del evangelio de San Mateo sobre la búsqueda de Jesús por parte de los Reyes Magos, que, guiados por una estrella van a Judea, hablan allí con el rey Herodes, y llegan al portal de Belén para adorar y ofrecer presentes al Niño Jesús recién nacido.

A diferencia de los católicos romanos (que a partir del siglo IV comenzaron a celebrar el nacimiento de Cristo el día 25 de diciembre, haciendo coincidir la fecha con la gran fiesta profana del nacimiento del sol), la Iglesia oriental, siguiendo unos criterios diferentes de datación, decidió celebrar el nacimiento de Cristo el día 6 de enero, para nosotros, el día de la Epifanía, o de también la Adoración de los Reyes Magos.

Los nombres de los tres Reyes (Melchor, Gaspar y Baltasar) devienen de los evangelios apócrifos, que son aquellos que no forman parte del canon bíblico, pero que durante la Edad Media gozaron de gran aceptación entre las gentes humildes debido a las narraciones extraordinarias y milagrosas que hacían de la infancia de Jesús.

De la lectura del evangelio de San Mateo, podría deducirse que aquellos pudieron ser unos Magos (sumos sacerdotes, o sabios, de la religión zoroástrica) llegados de Oriente: ya de Babilonia o de Persia, para adorar al Niño recién nacido.

En cuanto a la estrella, se trata de un elemento recurrente en la mayoría de civilizaciones y culturas antiguas, presagiando el nacimiento de un personaje de especial relevancia.

Asimismo, los judíos también reconocen la estrella que anunciará la llegada del libertador mesiánico, según la profecía de Balaham, que aparece en el Antiguo Testamento.