Los residuos de lindano se resisten a desaparecer de la naturaleza. Como lo confirmaron ayer unos nuevos análisis en distintos puntos del Gállego, los isómeros de este producto químico de gran toxicidad siguen presentes todavía en las seis localidades ribereñas donde habían sido detectados inicialmente y en una fase posterior.

Y ello pese a que el miércoles de la pasada semana la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) anunció que realizaría desembalses de los depósitos de agua almacenados en los pantanos del río para diluir los mortales restos generados entre 1975 y 1990 por la elaboración del lindano, un insecticida prohibido en la Unión Europea por sus riesgos para la salud.

La buena noticia, según señalaron ayer fuentes de Salud Pública de la DGA, es que los análisis no han revelado "ningún nuevo caso positivo". "Los valores constatados suponen pequeñas variaciones", apuntaron.

TRASLADO PROBLEMÁTICO

Sin embargo, la persistencia de los restos de lindano en el agua del Gállego está retrasando la limpieza de los depósitos de de agua de los pueblos afectados, desde Santa Eulalia hasta Villanueva.

Con todo, ahora la Administración autonómica tiene su vista puesta en el resultado de las muestras recogidas en el embalse de La Peña, que, como indicó ayer el consejero de Ordenación Territorial, Antonio Suárez, determinarán "el grado de contaminación" existente. De estos datos, que hoy se darán a conocer por parte de la CHE, dependerá si se empieza o no la limpieza de los depósitos.

De hecho, tras la aparición de elevadas concentraciones de restos de lindano a la salida del embalse de La Peña (multiplicaban por ocho los valores máximos), la CHE desvió parte del caudal del Gállego por el canal de la central hidroeléctrica de Carcavilla, que circunvala el pantano.

De esta forma se esperaba que el agua saliera más limpia aguas abajo, donde se hallan los seis pueblos afectados: Santa Eulalia, Biscarrués, Ardisa, Piedratajada, Marracos y Villanueva, a las puertas de Zaragoza. Por eso los análisis pendientes de hoy revisten una gran importancia, pues revelarán hasta qué punto estas medidas (combinadas con sueltas de agua en La Sotonera y Búbal) han dado un buen resultado. Asimismo, se examinan otros puntos, como Ardisa y el azud de Camarena.

Por otro lado, el consejero de Medio Ambiente, Modesto Lobón, se reunió ayer con técnicos de la Administración para examinar la situación del problema, cuya investigación se ha encomendado igualmente a un informe externo. En cualquier caso, fuentes de la DGA subrayaron ayer que la hipótesis que cobra más fuerza sobre la causa del incremento anómalo de lindano en las aguas del Gállego es la de que las tormentas caídas este mes en la parte alta del Gállego han coincidido con los trabajos para el traslado de los residuos del antiguo al nuevo vertedero, ambos en la zona de Bailín, a las afueras de Sabiñánigo.

Esta labor terminó el día 17 de septiembre, sin que el Ayuntamiento de Sabiñánigo fuera informado, según indicó ayer su alcalde, Jesús Lasierra. El cometido fue llevado a cabo por Sarga y la UTE formada por Adiego Hermanos, de Zaragoza, y FCC Ambiente, según manifestó ayer Ecologistas en Acción.