La localidad zaragozana de Gallur reabrió ayer su acceso principal por la carretera VP-24, que une la localidad con Luceni, seis años después de que se viera obligada a cortarlo por la aparición de una sima, originada probablemente por las filtraciones de un canal cercano.

Fuentes de la Diputación de Zaragoza (DPZ) explicaron en una nota que el sellado de la sima ha podido llevarse a cabo gracias a la aportación de 240.000 euros por parte de la institución provincial y a una «novedosa solución» adoptada por parte de los técnicos de la institución provincial.

«Hemos colocado geomallas, que son telas que se envuelven en el terraplén de tierras y que actúan como si fueran un puente colgado, y se ha reforzado con inyecciones de mortero de baja movilidad para formar columnas desde el fondo de la sima hasta la superficie. Una doble solución que confiera una mayor seguridad», señaló el técnico Fernando Munilla.

La alcaldesa de Gallur, Yolanda Salvatierra, se mostró muy agradecida con el presidente de la diputación, Juan Antonio Sánchez Quero, «al permitir que sean los ayuntamientos los que elijan el destino de los fondos, tal y como habíamos pedido los alcaldes». Sánchez Quero también participó en el acto de apertura, junto a varios diputados provinciales y alcaldes de la ribera del Ebro.

Por su parte, el presidente de la DPZ se mostró orgulloso por haber contribuido a la solución del problema con proyectos que ponen en valor a la institución y a la corporación «en favor del desarrollo de los municipios y de la mejora de la calidad de vida de sus habitantes».

Este tramo de la vía provincial, indicaron desde la DPZ, es «muy importante» tanto para los vecinos de Gallur como para los agricultores, porque es el acceso principal a numerosas fincas de la localidad. Durante los seis años que ha estado cerrada, los vecinos y agricultores accedían por un camino alternativo que se habilitó para dar una solución a corto plazo a los habitantes. Sin embargo, suponía un largo rodeo para entrar en el municipio y se encontraba muy deteriorado y lleno de grandes baches.

Las obras han concluido un año después de que se iniciaran los estudios previos por parte de la Diputación de Zaragoza debido a la complejidad de la obra. Asimismo, se han sumado la inesperada dureza del terreno, la aparición de conducciones de servicios que hubo que reponer, así como las operaciones para salvar un árbol muy apreciado por los vecinos.