La Generalitat de Cataluña descarta introducir el lobo en su territorio, según ha comunicado el órgano de gobierno de la comunidad vecina a distintas organizaciones agrarias con las que ha mantenido reuniones a lo largo de esta semana. La noticia, difundida por el diario Segre, ha sido bien recibida por los ganaderos de Monegros, donde el pasado verano un ejemplar de esta especie procedente de Italia entró en Aragón por Cataluña y mató a cerca de 400 ovejas en localidades como Leciñena y Farlete, entre otras.

En el Pirineo catalán los lobos no son muy abundantes, según fuentes de la Generalitat, que cifran en dos o tres los ejemplares que se desplazan por su territorio en momentos determinados, si bien en la actualidad solo existe constancia de que haya un solo cánido.

El ejemplar que empezó a actuar en los Monegros desde la primavera pasada lleva un tiempo sin causar problemas en los rebaños. Pero los ganaderos aseguran que sigue en la zona, «haciendo pequeños daños de los que no se da parte», según manifestó ayer un vecino de Leciñena que posee ovejas.

«No se da parte ni al seguro ni a la DGA porque los daños son limitados, pero se sabe que no se ha ido pese a que no ataque con la violencia con que lo hizo durante el verano», añadió el mismo ganadero.

CONTRASTE // Además, señaló el mismo afectado, los verdaderos efectos de los ataques del lobo se están dejando sentir incluso en la actualidad. «Hemos comprobado que existen daños colaterales, pues ha descendido el número de partos por el estrés al que fueron sometidas las madres», aseguró. Ante esta situación, algunos ganaderos monegrinos han adquirido cercados especiales, de los denominados antilobo, «pero su utilidad está por ver», según indica un propietario. «Son franceses y los fabricantes dicen que son lo mejor que hay en el mercado, pero te metes en los foros de internet y te das cuenta de que tampoco son la solución definitiva», afirma.

La política decidida por la Generalitat respecto al lobo contrasta con la que está esbozando la comunidad aragonesa, donde el pasado julio se elaboró un protocolo que contemplaba tanto medidas de protección del animal como otras para cubrir los daños originados.

Con esta normativa, el Gobierno aragonés intenta adelantarse a un fenómeno que considera inevitable: la llegada a Aragón de lobos procedentes de comunidades donde está protegido, en particular de Castilla y León, donde hay 1.600 ejemplares.