El actual embalse de Yesa es geológicamente inestable, si se recrece lo será todavía más y la justificación de que esta obra hidráulica garantizará el agua de calidad a la ciudad Zaragoza es una premisa "absolutamente falsa".

En declaraciones a Efe antes de celebrarse este acto, titulado "Yesa y el suministro de agua a Zaragoza", Aretxabala, especialista que ha publicado cinco estudios sobre el recrecimiento de Yesa y la sismología en la Canal de Berdún, ha recordado que en la actualidad las obras avanzan en el cuerpo de la nueva presa pese a la "pérdida de seguridad" en las laderas del actual embalse.

El hecho más grave tuvo lugar en 2013 con deslizamientos en la ladea derecha que llegaron a cinco centímetros en una semana y supusieron "la rotura definitiva e irreversible" de la misma a unas profundidades que pueden oscilar entre 50 y 100 metros.

Ésta es "una de las incertidumbres" existentes en la actualidad dado que "no ha habido manera de determinar por dónde van las cicatrices que han quedado para siempre", ha señalado.

Esta "catástrofe" se pone como ejemplo en las escuelas de Ingeniería Civil y de Caminos de cómo no hay que hacer las cosas en una obra de estas características, ha añadido Aretxabala, quien considera que este hecho fue "la herencia" de no haber tenido conocimiento del terreno y de no haber dado importancia a la estructura verdadera, características, dinámica y comportamientos de los terrenos sobre los que se asienta el embalse.

Este geólogo ha indicado que la historia de los desprendimientos en el embalse de Yesa viene de antiguo, dado que el primero de ellos se produjo con la construcción del actual embalse en 1930, y ha resaltado que todos, hasta 2014, cuando se produjo el último relevante e incluso los pequeños de la ladera derecha de este año, "se deben a actuaciones humanas. Todos, el cien por cien".

En este sentido, Antonio Casas, geólogo de la Universidad de Zaragoza que ha estudiado también la inestabilidad de las laderas de la presa, ha calificado de "huida hacia adelante" los intentos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) por tratar de estabilizar los deslizamientos.

El problema, asegura, es que para hacer la presa nueva es necesario "limpiar" la parte de abajo y cada vez que se limpia se desencadenan nuevos deslizamientos por arriba, un proceso que continúa "y no hay forma de pararlo".

Esta inestabilidad de las laderas y la inseguridad que conlleva preocupa en poblaciones navarras como Sangüesa, donde siete de cada díez personas dijeron vivir con miedo ante esta posibilidad, según la cuantificación que hizo la Universidad Pública de Navarra, ha indicado Aretxabala.

La ruptura de la presa de Yesa actual arrasaría "totalmente" Sangüesa, según estos geólogos, y a partir de allí, otras localidades en la ribera del río Aragón que afectarían a la ribera del Ebro desde Castejón hasta Zaragoza "e incluso provocaría inundaciones en la capital aragonesa", lo que se agrava con el embalse recrecido, ha señalado Carlos Revuelto.

La ruptura de la actual presa afectaría, en Zaragoza, al Actur, la zona baja de Las Fuentes y la Almozara, y con el embalse recrecido incluso al Casco Histórico por la zona de Echegaray.

Por su parte, el portavoz de RAPA ha resaltado que es "absolutamente falsa" la premisa que el recrecimiento garantiza agua de calidad a la ciudad de Zaragoza.

Ha apuntado que el problema que tiene el agua de Zaragoza es que se previó una reserva para garantizar el suministro en años de sequía, que es el embalse de la Loteta, construido "desoyendo el consejo de los expertos" en un territorio salino y por tanto inservible para el consumo humano.

RAPA plantea que se compense "el fiasco de ese embalse" con balsas reguladoras en el eje del Ebro que garanticen poder disponer de unos caudales de reserva suficientes y para lo que no es necesario el recrecimiento de Yesa, dado que la capital aragonesa consume actualmente "apenas 60 hectómetros cúbicos de agua", por lo que un embalse de 1.100 -capacidad de Yesa recrecido- es algo "desproporcionado".

Gracia ha recordado que si además Zaragoza tiene que participar de los costes de amortización de esta obra pública que, por otro lado tiene "tantos riesgos", va a tener que incrementar el recibo del agua de forma importante.

El objetivo de esta jornada era difundir estas cuestiones entre la ciudadanía en un momento en el que el recrecimiento vuelve a estar de actualidad por las mociones presentadas por el PP en defensa de esta obra.

Estas mociones, ha concluido Gracia, responden al cambio de actitud del nuevo Gobierno y Parlamento de Navarra que "no es fruto de ninguna conjura de la extrema izquierda navarra contra los intereses de Aragón, sino de todos estos riesgos probados que le han llevado a cambiar su postura respecto a la recrecida de Yesa".