El consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, destacó ayer el crecimiento de casi todos los departamentos en el presupuesto de este año y que prevé que se cumplan los ingresos así como que haya más inejecución de la prevista. Gimeno abrió ayer la ronda de comparecencias de los consejeros en las Cortes para exponer las cifras de los presupuestos, que recogen un incremento del 5,38% del gasto no financiero respecto a 2016, con una cifra global de 5.052,7 millones de euros.

El consejero resaltó que el presupuesto recoge las propuestas sugeridas por Podemos, que crece la inversión y todos los departamentos salvo Presidencia y Hacienda, que sigue siendo «muy social» y que los gastos de personal prevén la subida salarial del 1 % y el 25 % de la paga extra. En su intervención, avanzó que con los datos de la recaudación hasta febrero, los ingresos han crecido un 1,9% (11 millones) y prevé que se cumplan a lo largo del ejercicio.

Además, destacó que está prevista una inejecución presupuestaria de 120 millones de euros pero consideró que «será mucho más alta» porque las cuentas se van a aprobar casi a mitad de año. Asimismo, explicó que en el 2016 la inejecución ascendió a 170 millones, lo que supone una ejecución de las cuentas del 97%, que es muy alta.

Tras anunciar que el Gobierno autonómico aprobará de manera inmediata el decreto para la desaparición de la unidad de control de gasto, en cumplimiento de los acuerdos alcanzados con Podemos, aseguró que el déficit previsto del 0,6% es «conseguible», y que el periodo medio de pagos, con un mecanismo que está controlado, seguirá esa tónica.

En cualquier caso, advirtió de que la deuda total está aumentado de manera importante, este año unos 150 millones de euros, pero empezará a bajar a partir del año que viene cuando comience la devolución de créditos ICO.

En el turno de los grupos, Antonio Suárez, del PP, subrayó que en el presupuesto «brilla lo que no está» y la «opacidad» de Gimeno, y aseguró que «no incentiva para nada de la economía», que no es tan social y que si se compara con el definitivo del 2016 disminuye en Educación y más de 100 millones en Sanidad.

Héctor Vicente, de Podemos, aseguró que su grupo, aunque tome en consideración las cuentas y en su caso lo apruebe, no se ve reflejado en ellas porque son «engañosas y potencialmente peligrosas» y están «a años luz» de las que aprobaría su formación, y llamó la atención sobre la habilidad para que pase inadvertido el «elefante» que supone la deuda, a la que va uno de cada cinco euros del gasto.

Elena Allué, del PAR, denunció que el presupuesto llega tarde y mal, que no es real y que no aumenta el gasto social, y las consecuencias de su ejecución las van a pagar todos los sectores estratégicos y todos los aragoneses que lo están pasando mal. Javier Martínez, de Ciudadanos, tachó el presupuesto de «auténtico galimatías» en el que «no cuadra nada», consecuencia de una «pelea de gallitos», en alusión al PSOE y Podemos, y vaticinó que se seguirá «malgastando».

Por el grupo mixto, Gregorio Briz, de CHA, enfatizó que el presupuesto es realista, una continuación de los pactos de investidura, y que recoge el proyecto de la izquierda y del aragonesismo, aunque «se deberían haber presentado antes».

Alfredo Sancho, del PSOE, aseguró que el presupuesto responde a la prioridad de recuperar los servicios públicos y combatir la pobreza, cumpliendo con los pactos de investidura y a la vez atendiendo al objetivo de déficit.