La decisión de General Motors (GM) de mantener su filial europea demuestra que Opel es un activo muy valioso para la multinacional norteamericana. Tanto, que puede convertirse en su tabla de salvación en el futuro, ya que su nueva estrategia pasa por mantener sus marcas buenas y vender el resto. Esa, al menos, es su hoja de ruta en Estados Unidos. Y esa es la única explicación posible a su repentino giro de 180 grados respecto a la operación de venta de su filial a Magna. Pero este hecho ha abierto la caja de los truenos en Europa, principalmente en Alemania, que todavía trata de recuperarse del shock sufrido.

Una vez conocida la razón que movió a GM, la incógnita ahora es: ¿cuál será finalmente su plan para Europa? Esa es, sin duda, la pregunta del millón de dólares, pero todo apunta a que será similar al presentado por Magna, según precisó ayer el vicepresidente de GM, John Smith. Lo que sí aseguró es que habrá 10.000 despidos en Europa y que prevé cerrarse en el primer trimestre del 2010. El otro interrogante es saber de dónde sacará el dinero la matriz estadounidense. Lo que está claro es que la respuesta a estas cuestiones plantean muchos temores en Alemania, en sus sindicatos, en su Gobierno y en las plantas del país.

TRABAJO CASI HECHO Pero eso poco importa ya. Para el experto en automoción, José Antonio Bueno, GM "ha quedado mal con medio mundo, pero es mejor eso que perder un activo como Opel y venderlo a Rusia". Pura geopolítica. Ahora, la multinacional se encuentra con el trabajo casi hecho: un plan de reestructuración ya elaborado y que puede pulir; y conoce hasta dónde pueden llegar los gobiernos y los sindicatos en lo financiero y en lo laboral. Además, el mercado empieza a dar síntomas de mejora.

En relación al dinero, GM tiene ante sí la necesidad de poner sobre la mesa 900 de los 1.500 millones de euros que Alemania aportó, como crédito puente, hasta la adquisición de Opel por Magna. Eso o la insolvencia. No obstante, según Bueno, "el dinero lo sacarán de donde sea; del Gobierno americano o de los europeos". De momento, GM ya ha anunciado que invertirá 3.000 millones en su filial. Superada la suspensión de pagos, GM se encuentra con más holgura desde el punto de vista financiero.

Pero eso no consuela en Alemania. La noticia llegó allí como un tsunami. En el país todos saben que durante el primer trimestre del año --antes de iniciar los contactos para la venta de Opel-- GM tenía previsto vender la planta de Eisenach a Daimler, cerrar la de Bochum y la de Kaisserslautern (las dos menos productivas del grupo) y clausurar también la de Amberes. Quizá por eso, el presidente del comité europeo de Opel (o quizá sea mejor llamarlo presidente de los sindicatos alemanes), Klaus Franz, convocó a las plantas europeas a una jornada de huelga. Y alentó para que el protesta corriera como la pólvora por toda Europa.

Una invitación que, por cierto, Figueruelas no ha aceptado. El presidente del comité, José Juan Arcéiz, apuntó ayer que, si GM no varía los acuerdos alcanzados sobre el plan industrial pactado con Magna, no debería haber problemas. Es más, la planta zaragozana aspira a que los efectos del plan de ajuste sean menores que los de Magna (900 despidos). El propio ministro, Miguel Sebastián, subrayó ayer que el acuerdo que se logre con GM no podrá ser peor al alcanzado con Magna, porque "no vamos a volver a la casilla de salida".

LA JOYA DE FIGUERUELAS De momento, GM sigue elogiando a Figueruelas. Ayer el vicepresidente de Finanzas en Europa, Enrico Digirolamo, aseguró que la fábrica zaragozana será "clave" en la estrategia futura de la corporación para sus operaciones europeas. Digirolamo también recordó que Figueruelas ha sido una parte integral de GM en 27 años. Pero sindicatos, Gobierno y plantilla son cautos.

Sin embargo, a juicio de Bueno, "es el momento de iniciar contactos con Estados Unidos y GM". Contactos bilaterales. Y eso es, precisamente, lo que han exigido los sindicatos de Figueruelas. Sin tiempo que perder, Gobierno, DGA y sindicatos se reunieron ayer en el Ministerio de Industria para trazar una estrategia de la que dependerá, en gran medida, el futuro de la planta.

El encuentro de ayer, en Madrid, se puede resumir en varias palabras: colaboración, diálogo. En realidad, desde el pasado martes por la noche Opel tiene un interlocutor válido, algo que no ocurría desde hace casi medio año. Es GM. Y hay que negociar con ellos.