El horizonte de la Exposición Internacional del 2008 permitió a la Fundación Ibercaja desarrollar una idea que hacía tiempo había rondado entre sus responsables, renovar por completo el Museo Camón Aznar, de su propiedad, y convertirlo en el referente que la ciudad demandaba en torno a la figura de Francisco de Goya.

La creación de un Espacio Goya había sido durante los años anteriores un proyecto tan deseado por las instituciones aragonesas como frustrado una y otra vez. Llegó a haber varios proyectos arquitectónicos aprobados, pero ninguno llegó a buen puerto. Así, la entidad financiera, que contaba con una amplia colección de obras del genio de Fuendetodos, que exhibía en el Patio de la Infanta, y ya había sido una de las entidades impulsoras de alguno de aquellos proyectos de Espacio Goya que quedaron en el camino, entendió que era el momento de afrontar una renovación completa del Camón Aznar y convertirlo en un museo moderno, con el fin de potenciar su atractivo hacia el visitante, aprovechando la gran colección que ya poseía y enriqueciéndola con otras obras de sus propios fondos con Goya como eje central. «En realidad, este proyecto no tenía nada que ver con los del Espacio Goya, ojalá se hubiesen hecho, pero llegados a ese momento creo que Ibercaja tuvo un magnífica idea para aprovechar el fondo goyesco que tenía», cuenta María Rosario Añaños, actual directora del museo.

«Cuando el Camón Aznar se inauguró en 1979 ya nació como un referente cultural en la ciudad, pues entonces solo existía el Museo de Zaragoza», recuerda Añaños. El museo se había creado con la magnífica colección de obras de arte del profesor y académico aragonés José Camón Aznar. «Ya en ese momento Goya tiene una importancia capital, pues Camón es un gran estudioso del pintor y en su colección, además de obras del entorno de Goya, están todas las series de grabados, lo que habla de la importancia que Camón le daba a Goya. Solo la serie de Los toros de Burdeos fue adquirida posteriormente por Ibercaja», señala.

REFORMA INTEGRAL

Así, después de casi 30 años de funcionamiento, la Expo del 2008 se convirtió en la excusa perfecta para la renovación de las instalaciones, ubicadas en la casa-palacio de Jerónimo Cósida, uno de los mejores ejemplos del renacimiento aragonés. Para ello, el 1 de abril del 2007, el museo cerró para abordar las obras de renovación, en las que se invirtieron cinco millones de euros.

La reforma fue casi integral, pues afectó al aire acondicionado, a la creación de rampas para facilitar la movilidad, iluminación, pero sobre todo se eliminaron las pequeñas salas con las que el museo se compartimentaba para crear espacios únicos, amplios, en cada una de las plantas. Todo ello permitió también un cambio en el discurso museístico y en la museografía, introduciendo paneles, nuevas cartelas, pero también tabletas y audioguías en varios idiomas para facilitar la comprensión de las obras y las etapas representadas, «con la intención de que la gente disfrutase de verdad del recorrido», apunta Rosario Añaños.

Se aprovechó para incorporar al museo obras adquiridas por Ibercaja y, lo más importante, las piezas de Goya que se exhibían en el Patio de la Infanta, pero también otras cedidas por la Real Sociedad Económica de Amigos del País con autores como Berruguete, Bayeu, Maella y Mengs, entre otros. Con todo ello, el museo reestructuró su recorrido de forma cronológica de tal forma que en la primera planta se exhibían piezas que iban desde finales del siglo XV al barroco.

La segunda planta se dedicó exclusivamente a Goya con los cuadros de Ibercaja y todas las colecciones de grabados, a las que se dio un tratamiento especial. Son obras como el Autorretrato, Hombre de espaldas con la cabeza de perfil, los retratos de Cistué, la reina María Luisa, Félix de Azara, piezas como el Baile de máscaras, o los bocetos de Carga de los mamelucos y de La Gloria. También se contextualizó al pintor con obras de otros autores con los que tuvo relación como los Bayeu, Guiaquinto, González Velázquez o Maella.

Por último, la última planta se dedicó a los seguidores de Goya, con una gran nómina de autores que llega hasta el siglo XX en los que se ve la influencia que el genio aragonés ejerció en el arte a lo largo del tiempo.

De esta forma, el objetivo estaba cumplido. «Queríamos convertirnos en el centro de referencia de Goya, y no solo con la colección permanente, sino también programando exposiciones temporales en torno a su figura».

El nuevo museo, que se conoció durante un tiempo como MICAZ (Museo Ibercaja Camón Aznar), se inauguró el 1 de mayo de 2008, mes y medio antes del inicio de la Expo. Y el 30 de mayo abrió su primera exposición temporal, Del Ebro a Iberia, que contó con obras de Velázquez, Picasso, Dalí o Murillo.

Con el nuevo discurso y las incorporaciones, el centro abrió con 244 grabados de Goya y 333 obras entre pinturas y esculturas (300 de la colección Camón y 33 de los fondos de Ibercaja).

NUEVA VUELTA DE TUERCA

El MICAZ pronto logró cumplir sus objetivos, y durante su primer año el renovado museo superó los 80.000 visitantes. Sin embargo, años después, a finales del 2014 el centro vuelve a cerrar unos meses con la intención de reorganizar su colección y ampliar su apuesta por el pintor de Fuendetodos incorporando a sus fondos algunas obras suyas y de pintores de su época y entorno. Pero también ampliando la colección de autores del siglo XX. El museo reabre el 26 de febrero del 2015 con un nuevo nombre, Museo Goya Colección Ibercaja. Camón Aznar, que crea cierta polémica en algunos ámbitos culturales, al entender que el nombre del profesor con cuya colección se inició quedaba relegado.

En esta nueva etapa, además de numerosas incorporaciones de obras, muchas de ellas aportaciones de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, pero tambien cuadros cedidos en depósito, el museo instala en la planta baja una serie de audiovisuales que introducen a los visitantes en la vida y obra de Goya. En total, el museo expone en esta nueva etapa unas 500 piezas. Goya, hasta en el nombre del museo, es ya no solo el eje sobre el que gira el centro, sino su principal bandera y reclamo. «La apuesta significó un cambio radical. Los grabados habían sido siempre un atractivo, pero ubicar la selección de piezas del pintor y de los autores que lo contextualizan en la segunda planta, la central, se valoró muchísimo. La plasmación de esta decisión, en el 2008, fue sin duda un punto de inflexión, que culminó en los planteamientos del 2015», reflexiona Rosario Añaños.

Goya y Zaragoza. sus raíces aragonesas, en la que colaboró el Museo del Prado y que fue visitada por los reyes Felipe VI y Letizia, fue la primera exposición temporal de esta nueva etapa. Entre las muestras realizadas destacan Pasión por el arte. El siglo de la inquietud en el Aragón de Goya, o el ciclo de obra gráfica que muestra la influencia del pintor de Fuendetodos en artistas como Dalí, Picasso, los hermanos Chapman o Víctor Mira. También han colaborado prestando piezas a otras exposiciones y centros nacionales. Es la línea de trabajo del museo, «con Goya como objetivo a destacar y difundir para ser de verdad referente en los estudios y la obra del pintor», concluye Añaños.