Los partidos Inter-Lazio, Atalanta-Milán y Roma-Cagliari --este último por decisión del prefecto de la capital italiana-- quedaron suspendidos ayer como consecuencia de la muerte de un joven hincha del Lazio por la intervención de un policía en una pelea de tifosi en un área de descanso de la autopista cercana a Arezzo, en la región de la Toscana. Este grave incidente, que sacudió al calcio y llenó de dolor e indignación a Italia, se produjo nueve meses después del fallecimiento de un agente de policía en Sicilia que obligó al Gobierno de Roma a reforzar las medidas de seguridad en los estadios.

La Federación Italiana de Fútbol decidió ayer por la mañana el aplazamiento del Inter-Lazio, mientras que el choque de Bérgamo fue detenido por el árbitro en el minuto 7 por el comportamiento violento de los aficionados, que provocaron incidentes en el estadio como protesta por la muerte del seguidor del Lazio.

Fuentes policiales de Arezzo reconocieron que el aficionado del Lazio lo hizo por la intervención de un policía. "Se ha tratado de un trágico error", indicó, en Roma, Giuliano Amato, ministro del interior. La víctima, Gabriele Sandri, de 26 años, era muy conocido en Roma, ya que era el pinchadiscos de la discoteca Piper, adonde acostumbraban a acudir futbolistas del Lazio. "Nuestro agente se implicó para evitar el enfrentamiento entre dos grupos de personas, que no habían sido identificadas como hinchas, y para que el asunto no tuviera graves consecuencias para ninguna de las dos partes", dijo el prefecto de Arezzo.

LA VERSIÓN POLICIAL Sin embargo, Vincenzo Giacobbe, jefe de la policía de la misma ciudad, indicó que había que esperar al final de la investigación para confirmar la autoría del agente. Añadió que éste disparó dos veces al aire para persuadir a los seguidores. "Una patrulla de policía, que efectuaba un control rutinario, se paró al lado contrario de la autopista, haciendo sonar la sirena, con el objetivo de que se detuviera la pelea. Al no calmarse la situación, el agente disparó al aire dos veces de forma intimidatoria".

Esta pelea no fue entre seguidores del Lazio y del Inter, sino que tuvo como protagonistas a aficionados de la Juve, que se dirigían a Parma. Varios testigos aseguraron que un policía de carretera intervino en la pelea y que hizo uso de su arma. El fallecido estaba viajando en coche de Roma a Milán junto a unos amigos cuando decidieron detenerse en un área de descanso cerca de Arezzo. Allí coincidieron, según los testimonios, con un grupo de aficionados juventinos, con los que discutieron primero y se pelearon después. La víctima recibió el disparo en el cuello y murió en el acto en su vehículo.

En señal de duelo, ayer, todos los encuentros del calcio comenzaron con 10 minutos de retraso y con los jugadores y los árbitros portando brazaletes negros. En Milán, conocida la suspensión del partido, un grupo de seguidores del Inter y del Lazio se reunieron a las puertas del Giuseppe Meazza y se manifestaron con cánticos contra la policía.

EN ATALANTA En todos los estadios hubo referencias y gritos por la muerte del seguidor del Lazio, pero donde la situación se hizo insostenible fue en el Atalanta-Milan. Los ultras locales, nada más iniciarse el partido, comenzaron a lanzar bengalas y rompieron las vallas de protección. El árbitro detuvo el partido y los jugadores del Atalanta pidieron calma a sus hinchas. No les hicieron caso, continuaron los altercados y no quedó otro remedio que aplazar el encuentro.

En Roma, la afición local contestó a la suspensión del encuentro frente al Cagliari con el intento de asalto a una comisaría de policía próxima al Estadio Olímpico. En los incidentes participaron unas 200 personas, muchas de ellas con la cara cubierta y provistos de piedras y bates.